La Comisión Directiva decidió no renovar el vínculo contractual con Mauricio Romero, el cual vence el próximo 30 de junio. Luego de dieciocho meses en la Institución, el Pampa deberá buscar club y Gimnasia se queda sin uno de sus mejores centrales.
Mauricio Romero llegó a La Plata en enero de 2016 proveniente de Dorados de Sinaloa del fútbol mexicano. Su llegada fue todo una incógnita ya que no fue pedido por el entrenador (en ese entonces Pedro Troglio) y no hubo detalles de la negociación. Llegó, firmó por dieciocho meses y se metió de lleno en el equipo. La suspensión de Maximiliano Coronel en el clásico de verano y la lesión de Oliver Benítez, le abrieron una puerta para debutar en Gimnasia en la primera fecha del torneo.
Durante el primer semestre de 2016, Romero jugó ocho partidos. Uno más que los que duró Troglio. Con la renuncia de Pedro, y la asunción de Gustavo Alfaro, las chances de ser titular se esfumaron. El ex Arsenal dispuso de Coronel – Benítez como dupla central, o en su consecuencia, Coronel – Guanini, dejando a Romero relegado.
Para el Torneo de la Independencia 2016/17, Alfaro pidió contratar dos centrales: Christian Ramos y Sebastián Gorga. En los papeles, dos defensores que llegaban para ser titulares. Uno, sub capitán en el seleccionado peruano, el otro, con pasado en las selección sub 20 uruguaya, y presente en el Genoa de Italia. El Pampa quedó como quinto central. Las chances de jugar eran nulas y, para colmo, el entrenador le confirmó que no lo tendría en cuenta.
Tuvo ofertas de Atlético Rafaela y Unión de Santa Fe, por ejemplo. Sin embargo, decidió quedarse en La Plata porque eligió un cambio de vida para su familia al volver de México, y no quería irse de la provincia otra vez. Por ende, se quedó a pelearla. De dieciocho partidos jugados en el segundo semestre de 2016 (contando Copa Argentina y torneo local), sólo disputó dos, ante Unión en el Bosque, siendo la figura del equipo, y ante Lanús. Es decir, en un año calendario, defendió la Azul y Blanca en diez oportunidades. Muy poco.
De más está decir cómo se le presentaban los últimos seis meses de contrato a Romero. Coronel regresaba de la lesión en muy buen nivel, Guanini tenía un muy buen presente y el suplente, Gorga, del gusto del DT hacían que la órbita del central de 34 años se aleje cada vez más de la institución, pese a ello, el ex River se resintió de la lesión y en el reinicio del campeonato, la zaga Guanini – Gorga sembró muchas dudas. Ante la falta de una voz de mando, Alfaro optó por desempolvar a quien hacía meses no tenía en cuenta y volver a darle confianza. De los diecinueve partidos disputados en el semestre (entre Copa Sudamericana, Copa Argentina y torneo local) disputó quince. Convirtió dos goles y fue figura en muchos encuentros.
La buena impresión dejada sobre el final del campeonato, siendo el líder de la defensa, despertó el interés del hincha Mens Sana para que continuara en la Institución. No sólo demostró estar a la altura, sino que potenció en todo momento a Guanini y, además, ser un hombre con todas las letras. Cuando lo limpiaron, se cayó la boca, entrenó y se ganó el puesto. Una vez como titular y figura, nunca expresó rencor al ex DT ni utilizó los micrófonos por algún reproche.
Lamentablemente, en el debe, Mauricio Romero tenía que llegar a los partidos con lo justo por un regular estado físico y la edad. Los 34 años le jugaron en contra, aunque en muchas ocasiones demostró que más que vejez era sabiduría. La Comisión Directiva, en conjunto con el entrenador Mariano Soso, tomaron la decisión de no renovarle el contrato que vencerá el próximo 30 de junio. Gimnasia se pierde la posibilidad de seguir contando con un buen central, gran persona y mejor profesional.
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