Un Lobo con la brújula extraviada

Gimnasia volvió a mostrar falencias preocupantes y cayó en casa ante Unión. La gente, harta, apuntó directamente contra la Comisión Directiva. El equipo no encuentra el rumbo.

El Bosque fue testigo de otra tarde frustrante. Unión se llevó una victoria contundente por 3-1, y Gimnasia volvió a tropezar con los mismos errores que lo vienen persiguiendo hace tiempo: un equipo desordenado, sin respuestas anímicas ni futbolísticas, y un cuerpo técnico que aún no logra hacer pie.

Alejandro Orfila asumió hace pocos meses, pero el margen de tolerancia se achica rápido cuando los resultados no aparecen y el juego no mejora. Esta situación no se explica sólo desde lo táctico. La raíz es más profunda, y está vinculada directamente al armado del plantel.

El mercado de pases: más dudas que certezas

Lejos de haber sido una renovación inteligente, el último mercado de pases dejó en evidencia la falta de planificación y visión de parte de la dirigencia. Se trajeron nombres, sí, pero casi ninguno logró destacarse o aportar jerarquía real en un plantel que necesita soluciones urgentes, no apuestas.

La mayoría llegaron con el torneo encima, sin una pretemporada adecuada, sin competencia reciente o como segundas o terceras opciones tras frustradas negociaciones con otros jugadores. Eso no solo limita el rendimiento inmediato, sino que evidencia falta de gestión en la búsqueda y concreción de refuerzos de peso.

El mensaje de la gente fue claro

La derrota ante Unión fue solo el detonante. La hinchada expresó con claridad su descontento: cánticos contra la Comisión Directiva sonaron con fuerza en el Bosque. No hay ilusión que aguante si el equipo no responde, si el proyecto no convence, si las decisiones deportivas parecen improvisadas.

No es la primera vez que pasa, y eso es lo preocupante. La paciencia del hincha no es infinita. Menos aún cuando se repiten errores de conducción que ya han costado caro en el pasado.

El futuro inmediato exige decisiones firmes

Gimnasia necesita algo más que “paciencia” o “tiempo”. Necesita dirección. Y eso debe empezar desde arriba. La continuidad del cuerpo técnico debe ser acompañada por un plan real: fortalecer el plantel con inteligencia, sostener a los juveniles, incorporar experiencia donde falta y, sobre todo, volver a conectar con la gente desde un lugar de sinceridad. El Lobo está a tiempo. Pero no puede seguir caminando a ciegas.

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