Tras la derrota ante Instituto, Gimnasia afronta una semana clave en su intento por cambiar el rumbo. Alejandro Orfila busca respuestas y empieza a definir el equipo que visitará a San Lorenzo. Norberto Briasco, que parecía estar relegado, asoma como la única variante en lugar de Ivo Mammini.
Alejandro Orfila busca respuestas después de la dura derrota frente a Instituto en el Bosque y comienza a definir el equipo que visitará a San Lorenzo este sábado desde las 14:30 hs en el Bajo Flores. Más allá de no haber quedado conforme con el rendimiento de sus dirigidos, el entrenador no planea hacer grandes modificaciones: solo se daría el ingreso de Norberto Briasco en lugar de Ivo Mammini.
El regreso de Gimnasia a la competencia generaba, en la previa, cierta expectativa por ver una propuesta diferente a la que mostró el equipo en la primera parte del año. No solo que eso no ocurrió, sino que el síntoma de huerfanidad fue total. El Lobo careció de una idea clara, sufrió en todas sus líneas y estuvo lejos del arco rival. La lesión de Jan Hurtado alteró los planes y la venta de Rodrigo Castillo a Lanús privó a Orfila de su principal pieza de recambio. Ante este panorama, Ivo Mammini ocupó un lugar entre los once, aunque no logró convencer del todo al cuerpo técnico.
Tras la derrota ante la Gloria, el plantel inició una nueva semana de entrenamientos en Estancia Chica, y el uruguayo sorprendió al incluir a Briasco entre los titulares. El ex Huracán llegó al club a mediados de 2024, a préstamo desde Boca, y nunca logró estar en óptimas condiciones físicas. Además, atravesó conflictos con los distintos entrenadores que pasaron por la institución. A fines del primer semestre de 2025, desde calle 4 se había tomado la decisión de rescindir su contrato, algo que finalmente no ocurrió. Así, no solo realizó la pretemporada, sino que ahora se encuentra ante una nueva oportunidad para ser titular.
Con los números en rojo y sin margen para seguir tropezando, Gimnasia saldrá al Nuevo Gasómetro con la obligación de dar un paso al frente. No se trata solo de sumar puntos, sino de empezar a mostrar señales de vida dentro del campo de juego. El equipo necesita transmitirle algo al hincha, aunque sea un atisbo de rebeldía o una idea que le devuelva la esperanza de que este presente se puede revertir. El problema —y la desilusión— es que, en medio de un contexto tan negativo, no aparece una figura clara, un líder futbolístico o emocional al que aferrarse. Todo parece estar sostenido con alfileres. Y en ese escenario, se vuelve a apostar por un futbolista que, más de una vez, dejó en evidencia que su cabeza está lejos del Bosque, y cuya actitud ha sido puesta en duda por los hinchas.
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