La semana pasada, desde algún lugar de la C.D, se avivó el fantasma del Estadio Único. Es indudable que, se concrete la posibilidad de jugar ahí con Boca (bajo el pretexto de ganar más dinero del habitual) o haya sido sólo un sondeo de parte del tesorero Gerardo Marzola (que el pueblo gimnasista rechazó), a todos los triperos nos vuelven a la mente imágenes del equipo jugando en aquel lugar “frío y sin colores”, como alguna vez lo definió Néstor Basile.
Sumado a esto, el sábado en el bosque sufrimos otra dura derrota que preocupa mucho por el bajísimo nivel y la falta de rebeldía del equipo, y porque nos hace dar cuenta que es necesario empezar a pensar en el promedio más que en la posibilidad de entrar a una Copa Internacional. “Hay momentos en los que Gimnasia no se debe preocupar por entrar a una Copa que luego le costará afrontar”, manifestó Carlos Timoteo Griguol en alguna oportunidad, y vaya si no tenía razón. Porque no hay dudas de que no podemos pensar en jugar un torneo Internacional si antes no asumimos todos los errores que están saliendo a la luz desde el empate con Temperley.
Por estas razones, más allá de la fortaleza que nos caracteriza y de que las situaciones difíciles nos retemplan siempre, se puede decir que estamos pasando un mal momento. Pero tengamos en claro eso, que es sólo un mal momento, porque sería injusto decir que Gimnasia está mal por algunos malos resultados futbolísticos o porque volvió a acechar desde una C.D la idea de salir del bosque. ¿Acaso no está latente siempre la posibilidad de que el equipo de fútbol entre en un bache? O ¿no tenemos claro que el “Volvimos para siempre” es necesario seguir militándolo aún con el gran paso simbólico que significa tener la platea Néstor Basile construida y en funcionamiento?
Es necesario reconocer que no están siendo semanas fáciles, pero tampoco debemos dejarnos abrumar por algunas circunstancias adversas que nos pueden hacer tambalear, pero nunca nos harán caer. Porque si hay algo que tenemos claro los triperos es que nada viene de arriba, razón por la cual, la lucha es inclaudicable.
Festejemos que ante la primera posibilidad de salir de 60 y 118 el pueblo tripero, a través de sus organizaciones, filiales y grupos de socios, ponen el grito en el cielo y hacen saber que, pesos más pesos menos, “no hay lobo sin bosque”; celebremos también el hecho de que se estén cerrando algunos juicios pesados como el de Gastón Sessa, prueba de que en el presente se avizora un futuro más cómodo a nivel institucional; no olvidemos que hay disciplinas más allá del fútbol, y que algunas están teniendo logros deportivos importantísimos como Las Lobas que ingresaron a las semifinales de la Liga Nacional de Vóley siendo las actuales campeonas defensoras.
Y que quede claro que con esto no se está queriendo decir que el aspecto futbolístico debe tenernos sin cuidado, al contrario, hagamos memoria y recordemos que a principio de año se fue un técnico, llegó Sava con un proyecto distinto (y el torneo empezado), y no se tomaron las mejores decisiones a la hora de rearmar el plantel a comienzo de año. De esa forma tendremos los pies sobre la tierra, asumiremos las derrotas de otra manera y, principalmente, encararemos lo que viene con más inteligencia y madurez.
Es cierto que el partido contra Argentinos Juniors del último fin de semana fue un baldazo de agua fría, no sólo por darse en el bosque, sino porque se presentía que después del mazazo en San Juan el equipo iba a despertar. De todas formas, aún quedan 6 partidos, de los cuales 3 son contra rivales directos (Atlético de Tucumán, Newells y Tigre).
Mantengamos firme la esperanza, luchemos por lo que es nuestro, pidamos a gritos que se deje todo en la cancha, y nunca dejemos de tener claros nuestros objetivos. De esa manera seguiremos construyendo un Gimnasia grande, a pesar de las realidades que nos toque afrontar.
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