
Era cuestión de tiempo: el ciclo Orfila se agotó y Gimnasia busca volver a ser. Zaniratto toma las riendas en un momento clave, con el clásico a la vista y la necesidad urgente de recuperar la identidad que este escudo representa.
Era insostenible. Lo que parecía un rumor terminó confirmándose: Alejandro Orfila dejó de ser el técnico del Lobo. El ciclo del uruguayo se fue deshilachando entre malos resultados, decisiones polémicas y un vestuario que ya no lo acompañaba.
La derrota ante Talleres fue el golpe final, pero la historia venía escrita. Orfila perdió respaldo interno, la gente le soltó la mano y hasta dentro del plantel las diferencias se hicieron imposibles de disimular. Mientras la dirigencia buscaba una salida prolija, el DT se aferraba al contrato, pero el clima ya era irrespirable.
Un proyecto que nunca arrancó
El uruguayo llegó con la promesa de un equipo protagonista, pero la realidad fue otra. En 12 partidos al frente del Lobo, apenas consiguió 4 victorias, 1 empate y 7 derrotas, con un rendimiento del 35%. Cambios de esquema, decisiones incomprensibles y un mensaje que nunca terminó de calar en el grupo.
Ni la solidez defensiva ni el juego asociado aparecieron. El equipo fue perdiendo identidad, intensidad y, sobre todo, confianza. Reflejo de un ciclo desgastado.
Zaniratto, el hombre de la casa
En medio del caos, Fernando Zaniratto vuelve a ser el bombero de siempre. El técnico de la Reserva, que viene haciendo un gran trabajo con los pibes, asumirá y se prepara para nada menos que el clásico platense.
Zaniratto conoce el club, el predio y la sangre albiazul. Ya dirigió en Primera en otro interinato y sabe lo que significa ponerse el buzo en momentos bravos. No es una apuesta al azar: es alguien de la casa, con los valores que la gente respeta.
Un clásico para recuperar el alma
El debut de Zaniratto no tendrá margen de error: enfrente estará Estudiantes, y la oportunidad de transformar el golpe en un renacer. El equipo necesita reaccionar, volver a competir y recuperar el orgullo.
No se trata solo de ganar un partido: se trata de recuperar la identidad y la entrega que hicieron grande a Gimnasia.
El Lobo necesita proyecto, no parches
La salida de Orfila debe servir de aprendizaje. Gimnasia no puede seguir improvisando técnicos, apostando a nombres sin convicción o cambiando cada tres meses según el resultado de turno. El club necesita un proyecto deportivo serio, con identidad y paciencia.
Zaniratto puede ser el comienzo de ese camino, porque representa lo que el hincha siente: pertenencia, trabajo y sentido común. Pero si no se acompaña desde arriba, el esfuerzo individual no alcanza.
El Lobo merece más que sobrevivir. Merece volver a ser protagonista.
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