“Mis tíos, primos, abuelos… toda mi familia es del Lobo, ¡sabés cómo se pusieron!”. Matías recordó con MTRadio por LA CIELO los detalles de una jornada plena.
Gimnasia es familia, y la familia es Gimnasia. Este vinculo simbiótico lo atraviesa de punta a punta a Matías Miranda, quien en los micrófonos de Mundo Tripero se emociona al rememorar días que serán inolvidables. Es que, promediando el mes de septiembre del año pasado, previo al debut de Maradona como DT de Gimnasia, la reserva dirigida por Leandro Martini y Mariano Messera, iba a vencer 2 a 0 a su par de la Academia con gritos de Sebastián Cocimano. Pero Méndez, González, Romero y Castex iban a quedar deslumbrados por el juego desplegado por los volantes zurdos José Paradela (1998) y Matías Miranda (2000). El primero por la conducción y visión de juego, el segundo por sus lujos y gambeta implacable.
“Mi debut fue un poco raro, porque vos un año atrás me decías que iba a debutar con Maradona y yo te decía que era imposible. Imposible que llegue a Gimnasia, imposible debutar con él. Pero se dio todo. Era el debut soñado, en el Bosque, contra River, entrando en el segundo tiempo con nuestra gente”, dijo a MT por LA CIELO.
“Esa semana desde el martes sabía que iba al banco, no se lo conté a nadie hasta el día previo, fue medio loca esa semana. Muchísimos nervios, pero después pasan los minutos y se van yendo”, agregó.
Entonces, EL MOMENTO. “Mi familia es toda re tripera, primos, tíos, abuelos. Creo que ellos tenían el mismo sueño que yo. Y fue una satisfacción para todos, me acuerdo que apenas debuto y acá en la puerta de mi casa, me esperaba toda mi familia, un quilombo. No sabía dónde meterme. Pero es lo que genera Gimnasia, Maradona y yo en la familia”, reconoció.
La demente simbiosis azul y blanca, no tenía por qué llevar otro número. “Yo sabía que estaba libre, el último que la había usado era (Brian) Mansilla. Fui a preguntarle a los utileros y primerée. Me quedó el número más lindo”, dice Matías quien se prepara para su hora.
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