Con el temor de lo sucedido el año pasado y un entrenador desgastado, Gimnasia busca resultados en un presente malo. Madelón de la alegría al sufrimiento en cuestión de meses.
Tras el duro cachetazo en la derrota por 3 a 2 frente a Atlético Tucumán de este domingo, la relación entre Gimnasia y Leonardo Madelón sufrió un nuevo golpe. Una pequeña ceniza encendió el fuego nuevamente y resta por saber hasta dónde llegará la paciencia de los dirigentes para sostener al entrenador en su cargo.
Con los resultados apremiando y el descenso que aparecía en el horizonte, la partida de Sebastián Romero allá por octubre del 2023 requería un reemplazo de alguien con experiencia. Una figura que lleve adelante a un plantel golpeado, y por sobre todas las cosas le permita volver al triunfo y escapar a los últimos puestos de la tabla anual.
A la llegada de Leonardo Madelón solo le bastó unas pocas semanas con partidos convincentes y victorias ante rivales como Vélez, Rosario Central y Argentinos Juniors que le permitieron al hincha volver a creer. El bajón sobre el final del año lo puso en el desempate para sostener la categoría ante Colón y salió con la frente en alto.
Después de haberse puesto la capa de héroe y salvado a Gimnasia del descenso, su continuidad quedó asegurada. La dirigencia confió en él para encarar este año y enseguida se planificó la pretemporada, incluyendo el mercado de pases.
Un proceso de reorganización en dónde se quedó sin varios de los que hasta finalizar el 2023 eran titulares, Cristian Tarragona, Franco Soldano y Germán Guiffrey entre otros. Además de darle comienzo a los ciclos de Franco Troyansky, Cristian Colmán, Juan Pintado, Jonatán Rodríguez, Gustavo Canto, Federico Milo, David Zalazar, Matías Ramírez, Julián Kadievic y Marcos Ledesma.
Las victorias frente a Cerro Largo y San Lorenzo en plena etapa de preparación habían dejado buenas impresiones, con movimientos que permitían ilusionarse y niveles más allá de la media. En esta oda a la buena energía y resultados a favor llegó el debut en la Copa de la Liga, que, en la misma sintonía, dejó un triunfo por la mínima frente a Talleres en Córdoba. La vuelta al Bosque después de meses fue la que prendió la primera luz de alarma. Una derrota inesperada ante Independiente Rivadavia para un baño de realidad y premonición de lo que se viviría semanas más adelante.
La autodestrucción del proceso vendría tan solo unas semanas más tarde, tras vencer a Independiente en Avellaneda y clasificar a los 16avos de final de la Copa Argentina ante Centro Español, llegará aquella noche fatídica en Liniers. El partido contra Vélez marcó un antes y un después para Madelón en Gimnasia. Tras arrancar perdiendo, el cabezazo de Yonathan Cabral igualaría las condiciones y lejos de buscar la victoria, los cambios llevaron al equipo hacia su arco y fue así como vino la remontada del Fortín que ganó en los últimos minutos.
Fue así como los días fueron pasando y el elenco de Madelón fue dejando atrás partidos, con victorias, derrotas y los cuestionamientos obvios de aquellos intentos por sostener un punto privando a sus futbolistas de herramientas para ir al ataque, dándole vía libre al rival para llegar y lastimar el arco de Nelson Insfrán. En una especie de ciclotimia y logrando buenos resultados desde los pies de sus referentes, el plantel supo sacar algún que otro partido adelante, pero no más que eso.
Una nueva derrota dejó en jaque la continuidad del santafesino. En la previa de una nueva semana de entrenamientos con Banfield en el horizonte, habrá que esperar por la decisión de los dirigentes que vienen poniendo el pecho por un ciclo que, parece haber llegado a su techo.
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