Las manos mágicas y triperas de Moriconi

Las manos mágicas fue un corto televisivo en el que un par de manos hacían trucos de magia con una voz en off que los explicaba. Se transmitió en los años 70 y 80 en Argentina con sus variantes, una de ellas estuvo presente en La Plata. Hace 31 años y un 7 de mayo. Sí, un día como hoy. Gustavo Adolfo Moriconi, arquero y héroe gimnasista, atajó 4 penales a los vecinos en su cancha.

Y al Lobo lo hace grande su gente, el tripero lo sabe y por eso levanta esa bandera cada día. Milita y evangeliza con su ser, con gestos buena leche y con evocaciones a la memoria pasionales. Y, justamente hoy, un7 de mayo de 2020 se cumplen 31 años de un momento épico para la historia “clásica” de Gimnasia.

Transcurría el Campeonato de Primera División 1988/89, exactamente era la fecha 34 y Gimnasia se enfrentaba a su clásico rival. Era el encuentro 107 del profesionalismo. Ese torneo tenía una particularidad –tan particular que debió discontinuarse el próximo- que determinaba que cada empate debía definirse por penales y así se otorgaban: tres puntos por partido ganado, uno por el empate y un punto extra para el equipo que ganara el desempate.

Gimnasia visitaba al rival en el metegol de madera de 1 y 57. A los 35 minutos del PT, Cardoso marca el 1 a 0 para el local. Pero a los 47´de la segunda parte el Lobo resurgió gracias a la zurda del Pampa Gambier que estampó el empate a la derecha de Yorno y el silencio atroz en la parcialidad pilcharrata.

Empate en 1 y penales. Arco designado: el de 55, la tribuna local. Ahí estaba él, bajo los tres palos, el héroe de aquella tarde, el mago entusiasmado por mostrar sus trucos. Así fue: atajó los penales de Dalla Líbera, Ponce, Nardoni y Trotta. Para el Lobo convirtieron Daniel Pighín y Sergio Saturno -a colocar-. El Lobo ganó 2 a 0.

Y Moriconi no lo podía creer: «No me di cuenta de nada, cuando convertimos y ganamos y salen todos corriendo casi voy al arco de nuevo a seguir atajando», declaró en aquella oportunidad. Y también agregó que «con el correr de los días el periodismo hablaba que era un récord y se magnificó por los ingredientes: era un clásico, fueron cuatro penales, en el arco donde estaban los de Estudiantes, y ahí tomé real conciencia de todo.»

Gimnasia se quedó con el clásico número 107 en el metegol y se llevó el punto extra que otorgaba el desempate. Pero, sobre todo, se quedó con el recuerdo de haber hecho magia frente a la parcialidad local que, una vez más quedó muda. El héroe de la tarde fue Moriconi, el dueño de las manos mágicas triperas.

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*