
Norberto Briasco llegó a Gimnasia como un refuerzo de jerarquía pero nunca terminó de encontrar su lugar. Con lesiones, cambios de técnico y algunos problemas fuera de la cancha, su paso fue irregular y con la continuidad en duda. El delantero tiene una última chance para demostrar que puede ser importante y cambiar su relación con los hinchas en los meses que quedan de su préstamo.
La llegada de Alejandro Orfila al banco de Gimnasia significó una bocanada de aire fresco en medio de una profunda crisis, y marcó un nuevo comienzo para el plantel. El Lobo cerró la primera parte del 2025 con la salida de Diego Flores tras la eliminación en 16avos de final de la Copa Argentina frente a Central Córdoba de Rosario y el repudio generalizado de los hinchas. Además del arribo del exentrenador de Barracas Central, como parte del intento por cambiar el flojo presente, varios futbolistas fueron notificados de que no serían tenidos en cuenta, entre ellos Norberto Briasco.
A préstamo desde Boca y con contrato hasta diciembre, Briasco había llegado a mediados de 2024 como un refuerzo de jerarquía, pero nunca logró adaptarse a los distintos cuerpos técnicos. Comenzó como titular bajo la conducción de Marcelo Méndez y convirtió un gol frente a Tigre, pero las lesiones lo fueron relegando. A eso se sumaron molestias físicas persistentes y ciertos comportamientos fuera del campo que generaron malestar en la dirigencia, lo que terminó condicionando su estadía en el club. Fue entonces que se le abrió la puerta a una posible rescisión de contrato y regreso anticipado a Boca.
Antes del arranque de la pretemporada de verano, Méndez se reunió con Briasco, quien se comprometió a ponerse a tono. El técnico lo consideró en los primeros amistosos, pero tras su renuncia, Fernando Zaniratto lo marginó del plantel durante su breve interinato. Luego, con la llegada de Diego Flores, el delantero volvió a sumar minutos, aunque su inclusión generó cierta molestia interna, ya que muchos creían que otros compañeros merecían esa oportunidad antes que él.
Al igual que a fines de 2024, la intención dirigencial era no continuar con Briasco en el club. Se iniciaron gestiones con Boca, pero diferentes trabas en la negociación dilataron su salida y el delantero terminó comenzando la pretemporada bajo las órdenes de Orfila. El actual DT lo probó en varios amistosos y hasta lo utilizó como titular.
Con el semestre ya en marcha y la competencia interna cada vez más exigente, Briasco afronta una etapa decisiva en su paso por Gimnasia. Su continuidad, que parecía descartada, terminó revirtiéndose por factores externos, pero ahora dependerá exclusivamente de él justificar su permanencia en el plantel. El cuerpo técnico lo tiene en consideración, al menos desde lo futbolístico, y los dirigentes ya dejaron en claro que esperan un cambio de actitud. El desafío será demostrar compromiso, sostener un nivel que lo acerque a la titularidad y, sobre todo, reconectar con una hinchada que hasta acá lo miró de reojo. Le queda una sola bala, y no puede volver a fallar.
Con este panorama, todo indica que Briasco seguirá en Gimnasia hasta diciembre, cuando finalice su préstamo. Estos últimos meses serán su última oportunidad para ganarse un lugar y redimir su imagen frente a los hinchas. ¿Podrá hacerlo?
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