5 de abril, casi las 8 de la mañana. ¿Cómo compendiar en un texto de alrededor de cinco párrafos la expectativa de una ilusión? Minutos atrás pensaba en cómo armar esta columna, y recordaba momentos pasados. Momentos quizás oscuros de la historia tripera reciente. Viajaba mentalmente en el tiempo hasta los años 2011 y 2012. Como objeto de referencia tomo el hecho de que en aquel entonces, la camiseta, al igual que ahora, era diseñada y elaborada por la marca Penalty. Pero los augurios en aquellos días no eran similares a los de hoy. Los partidos tenían otro sabor. Gimnasia no se codeaba entre los clubes más importantes del país, sino que había caído en un pozo del que debía salir a fuerza de sufrimiento. Eso lo sabíamos todos.
Hoy quiero rescatarnos a nosotros mismos. Quiero acordarme de mí, de vos, alentando en El Bosque, mientras jugábamos contra Brown de Puerto Madryn, contra Desamparados de San Juan. Contra Atlanta y Boca Unidos, contra Deportivo Merlo. Cuando los pibes se pusieron la camiseta y salieron a la cancha, mientras la institución ardía por dirigentes que no sabían cómo administrar una situación en decadencia desde hacía varios años atrás.
Vuelvo a este momento. El cielo deja pensar que va a ser un lindo día. Sin frío ni mucho calor, el sol se asoma en un horizonte despejado, con nosotros teniendo una expectativa que no nos deja pensar en otra cosa. Miramos hacia atrás y nos adentramos en ese aguante que abrazamos en aquel momento. Ahora la situación es favorable. Gimnasia volviendo a jugar una copa internacional; Gimnasia como representante argentino en tierras brasileñas para glorificarse. Pero GIMNASIA, por encima de todo, es un club sostenido desde sus entrañas por su hinchada. La que siempre estuvo, en las buenas y en las malas.
Martín Arias, Guanini, Perdomo; los pibes del club que vestirán la azul y blanca esta tarde-noche en Campinas, cuando la pelota comience a girar. Viven una realidad auspiciosa. No tienen que salir a defender a una institución quebrada económica y políticamente con pocos minutos transcurridos en primera. Ése fue el caso de Romea, Casco, Rojano, Ruiz, Magallán, Aued, Castro, Rinaudo, Mussis, Fernandes Silva, Benavídez, Monetti, De Blasis, Méndez, Peralta, entre otros.
Propongámonos construir un futuro distinto a aquél. Que nuestros jugadores se encuentren con un Gimnasia de pie, luchando por cosas importantes, afianzado institucionalmente. Esta tarde la pelota podrá entrar o no. Pero lo verdaderamente importante es que estas oportunidades se regeneren, que se vuelva un crecimiento sostenido, a través del proyecto en la primera división y como club.
La leyenda «Jueguen como hinchas» en aquellos años se había vuelto un símbolo. Para esta tarde puede ser válida esa inscripción; pero, jugadores del club, pibes, sepan que Gimnasia los va a respaldar, va a estar atrás de ustedes bancándolos siempre. No va a volver a permitir que se jueguen el pellejo por errores dirigenciales que los exceden. Dejen todo, pero para sumar su granito de arena a un Gimnasia cada día más grande; para sellar un rumbo victorioso y prometedor. Jueguen como hinchas para hacer más fuerte a esta familia que los ampara. Jueguen como hinchas para cumplir sus sueños.
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