Gimnasia y Unión disputaron 58 partidos entre sí, y el Lobo tiene una distancia de cuatro partidos por encima del Tatengue en el historial general. El último fue victoria para el rival cuando el Lobo de Troglio estaba inmerso en la disputa por el certamen federal al cual llegaría a la final.
El Lobo de Diego Maradona tiene una durísima parada este domingo porque debe capitalizar lo obtenido en Mendoza, darle continuidad al envión y, por supuesto, a los resultados positivos. Le toca enfrentar a un Unión con el cual se vieron 58 veces las caras, de los cuales el Lobo ganó 22, empató 18 y perdió 18, dejando cuatro partidos de diferencia a favor del conjunto albiazul.
De la totalidad de choque, 56 fueron por torneos oficiales, ya sea en primera división, como en la B Nacional, mientras que uno sólo fue por Copa Argentina, en el cual empataron 0-0, y Gimnasia pasó en la definición por penales.
De los últimos seis encuentros, los triperos ganaron dos, empataron dos y perdieron tres. Los últimos dos fueron en Santa Fe: el más reciente, el conjunto dirigido por Pedro Troglio metido de lleno en Copa Argentina perdió por la mínima. Era el tercer partido que jugaba el Lobo en una semana; más atrás, los de Mariano Soso cayeron también 1-0 por la segunda fecha del torneo pasado.
Para encontrar la otra caída hay que retrotraerse hasta el 2002. En la temporada 2016/17, se enfrentaron en el Bosque. Gustavo Alfaro, por entonces DT Mens Sana, paró un equipo alternativo que empató 1-1 con gol de Franco Niell.
Más atrás, en la temporada 2014/15, otra vez en el Juan Carmelo Zerillo, quedaron a mano, sin abrir el marcador, 0-0. Seis meses antes, en el campeonato de 30 equipos, por la clasificación a la Copa Sudamericana, los dirigidos por Troglio le ganaron 5-2 a los Tatengues.
El 15/3/2003, por el Apertura 2003, nuevamente en La Plata, el Lobo ganó 2-1 y recién en 2002, Unión, de local, se quedó con el triunfo.
Pero esto es fútbol y las estadísticas no meten goles. Los triperos quieren seguir ampliando la ventaja pero no por la cuestión numérica, sino porque necesita imperiosamente salir del fondo para dar su propia pelea.
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