
Tras la dura derrota ante Instituto, Gimnasia enfrenta una semana clave para preparar el duelo contra San Lorenzo. El cuerpo técnico busca ajustar un equipo sin rumbo y la expectativa crece en un contexto cargado de incertidumbre.
Luego de dejar en evidencia la crítica situación en la que se encuentra el plantel con la derrota frente a Instituto en el Bosque, Gimnasia inicia una nueva semana de entrenamientos en Estancia Chica. Alejandro Orfila tendrá la difícil tarea de reconstruir a un equipo que no arranca. El próximo sábado visitará a San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro con la obligación de no volver a perder.
¿Por dónde se empieza? ¿Qué es lo más urgente a atender? El cuerpo técnico se enfrenta al enorme desafío de ajustar una idea que trabajó durante toda la pretemporada y que terminó colisionando en la primera fecha del Torneo Clausura. Lo que parecía un plan prometedor, con ciertas intenciones de orden y presión alta, se diluyó rápidamente frente a un rival que supo golpear en el momento justo. El Lobo deberá barajar y dar de nuevo cuando todavía queda por delante toda la competencia y el final del año aún parece lejano. La derrota frente a la Gloria no es lo que más duele, sino la sensación de no tener un rumbo claro, ni en lo futbolístico ni en lo anímico. El equipo transmite dudas, no encuentra sociedades y está lejos de generar una identidad reconocible.
Será el ex DT de Belgrano quien saque sus propias conclusiones y trabaje sobre ellas en los días previos al cruce con el Ciclón. Por estas horas, no se descarta que haya modificaciones tácticas o nombres nuevos en el once inicial, sobre todo teniendo en cuenta el bajo nivel colectivo. El entrenador deberá decidir si mete mano a sus incorporaciones o si sigue apostando por la base que terminó el semestre anterior. Lo único concreto es que reina el desconcierto y la situación es cada vez más preocupante, en un contexto donde cada fecha es una final.
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