Ganó el Lobo, ¡a brindar por la ilusión!

PH: Rocío San Pedro

Con goles de Ezequiel Bonifacio y Nicolás Colazo, el Lobo de Facundo Sava venció a Rosario Central por 2 a 1 en el Bosque en lo que fue la reanudación de la Superliga Argentina de Fútbol. Los triperos coparon el Juan Carmelo para darle la bienvenida al Colorado y el equipo dejó una buena imagen que promete para lo que viene. Una tarde cargada de emociones. Fiesta tripera.

Antes de que Hernán Mastrágelo pitara el inicio de la decimotercera fecha de la Superliga Argentina de Fútbol, antes –incluso- de que Rosario Central llegara a la ciudad. Antes, sí, veinticinco días antes, el Tripero sabía que la reanudación de la competencia sería cosa, cuanto menos, emotiva y fundamental para forjar un camino.

Es que después de la salida de Mariano Soso el hincha quedó desorbitado, sobre todo –parece dato menor, pero no lo es–, por la fecha en que se dio: 29 de diciembre, casi con la sidra en mano. Casi con la pretemporada echada a rodar. Y así se dio que el 5 de enero llegó el Colorado Sava, quien siempre supo que volvería al club. ¿Y la gente? También sabía.

El partido a las 19hs. Los Triperos desde las 16:30hs empezaron a acercarse al estadio. Enmascarados se agrupaban en el monumento, se paseaban por la avenida Centenario y por la Iraola. Coparon el Bosque, claro. La pelota volvía a rodar con la promesa de sanar. No sólo por sumar puntos, el Tripero siempre necesitó de un plus. En realidad, el plus es para otros, para quienes no conocen de pasión. Ayer, con la vuelta de Sava, se recuperó esa alegría, se rememoraron recuerdos espontáneamente. ¿Cómo no soñar, cuando en el banco está sentado un referente de una de las mejores épocas del club? ¿Cómo no ilusionarse con ver al Lobo cada partido dibujar en cada césped el juego que el Colo mamó en su estadía en la institución, con las enseñanzas del mejor formador de todos los tiempos?

Por eso el mundo Tripero ayer rebalsó el Juan Carmelo una vez más. Un lunes, a las siete de la tarde. Y alentó al equipo antes, durante y después del encuentro. Un equipo que también necesitaba de ese plus energético. La energía se genera, se multiplica junto a otros y se contagia. Sí, se contagia. Y así, fortalecido el conjunto de Sava salió a la cancha.

Alexis MARTÍN ARIAS, Ezequiel BONIFACIO, Maximiliano CORONEL, Omar ALDERETE, Facundo OREJA, Lorenzo FARAVELLI, Fabián RINAUDO, Nicolás DIBBLE, Brahian ALEMÁN, Nicolás COLAZO, Franco NIELL, saltaron a la cancha con un esquema que sorprendió. El 4-2-3-1 fue, finalmente, un 3-5-2. Pasaron sólo 43 segundos para que la emoción contenida explotara por todo el Bosque. Luego de un centro de Niell, Faravelli asiste con la cabeza a Bonifacio que la empuja al fondo de la red de Ledesma. Gol. Estallido azul y blanco. Festejo. Desahogo. Felicidad.

Faltaba todo un partido, pero el Lobo supo que hacer. Bien firme en ataque, aun mostrando falencias en el fondo. Pero seguro, conociendo el plan y demostrándolo en cada pelota. Mientras el delirio no mermaba en las tribunas, el equipo seguía intentando el segundo, con Alemán, Faravelli y el enchufe de Bonifacio. Muy incómodo Rosario Central, aguantaba. Pero Gimnasia fue mejor y expuso efectivamente una brillante jugada preparada que salió redondita. Córner de Alemán a los pies de Colazo que ingresaba al área y reventó de un zurdazo el arco. Gol. Dos a cero para el Basurero. Un minuto después, descontó el rival. La defensa tripera sigue mostrando falencias y Herrera convirtió sin despeinarse. Y el resto del partido fue “a lo Gimnasia”, quien se salvó en dos oportunidades por el palo del arco de Alexis. Durante el complemento el Colo metió mano para darle aire al equipo: Guanini, Pereyra y Bolívar por Bonifacio, Dibble y Faravelli, quienes habían hecho un gran desgaste. Y Central salió más decidido y firme, pero cerca de la mitad del segundo tiempo, vencido en su intento, volvió a desacomodarse y el Lobo volvió a tomar las riendas del asunto. Final del encuentro y victoria, tan merecida, tan anhelada, tan necesaria.

El equipo saluda a la gente que, sin dudas, fue un jugador más. Sino todos. El Triperío enardecido colaboraba a la emoción del Colo Sava y le trazó un túnel para que sus sentimientos afloraran finalizado el encuentro. Fue sin dudas un anochecer inolvidable, de esos que escriben Historia Gimnasista, los que hablan de que los objetivos se logran colectivamente. Entre todos, en las tribunas, en el campo de juego. Se viene Arsenal, en Sarandí, antes… a brindar por la ilusión.

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