Pese a las especulaciones de los últimos días, el entrenador tripero y su grupo de trabajo continuarán al mando del primer equipo masculino de fútbol el sábado frente a los de Avellaneda.
El mundo tripero tuvo quizá uno de sus peores fines de semana en cuanto a incertidumbre futbolística. Desde el inicio del torneo se sabe contra las cuerdas, o al menos sin mucho margen en la pelea por escalar posiciones en la tabla y despegarse del fondo que lo condenaría a otro plano. Para lograr el cometido Gimnasia sabe que no hay otra que ganar.
Sin embargo, las cosas no se están dando. Hace diez partidos que no se gana y la preocupación tripera va en aumento. Sobre todo cuando los rivales directos empiezan a sacar ventaja, y más aún cuando el Lobo pierde los puntos con alguno de ellos.
Por eso la posible salida de Chirola Romero fue un tema prioritario en las agendas gimnasistas del fin de semana que, luego de la floja imagen dada en Santa Fe, no piensan en NADA más. El mensaje casi unificado era: «lo queremos demasiado pero ya no en el cargo de DT».
Del lado de la comisión directiva la decisión estaba tomada al 99%: hay que cambiar de aire. El porcentaje restante, para nada menor, corresponde al presidente. Empero, Mariano Cowen aceptó el clamor dirigencial y se lo comunicó a Chirola, aun sintiendo que debía darle una chance más. Chance, posibilidad que todo el cuerpo técnico solicitó al mandamás, junto con la posibilidad de contar con la totalidad de los refuerzos ya negociados.
A altas horas del domingo Cowen dio el ok y el ultimátum: dirigís contra el Rojo en el Bosque, si perdés, te vas. Si ganás, seguís. Todo se define en el campo de juego.
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