— ¿Qué es el Bosque para vos?
—Mi casa.
—Historia, recuerdos.
—Venir al Bosque es… un amor —dice una nena que no llega a una década de vida.
—Es IDENTIDAD.
Identidad. Y ¿qué es identidad? Porque es una palabra que usamos de manera naturalizada pero pasa inadvertido su rico e inacabable significado.
Las ciencias sociales insisten en que, para comprender la realidad, es necesario alejarse de ella. Solo así es posible revelar lo que se encuentra oculto, inconsciente, lo que permanece más acá y más allá de las conciencias individuales. Y en ese punto es donde nos revelamos. No. Preferimos zambullirnos en la realidad del otro. De todos los y las tripas. De nosotros. De nosotras
Es que los OTROS somos NOSOTROS y NOSOTRAS también, y ahí la primera arista del término identidad. El ser tripero pertenece a una comunidad tan vasta y comparte, en efecto, representaciones sociales acerca de la vida toda. Es decir, un sentido común, una moralidad compartida a la que se abraza, se aferra, levanta bandera y reconceptualiza a diario, profundizando así los valores de la pertenencia.
El Bosque es el aglutinante de esa identidad. Además, hace las veces de volante central distribuyendo el juego a los principiantes. Lo que sí, no hay nadie que pise el Juan Carmelo y no se retire maravillado por su presencia. Los más religiosos lo llaman “templo”; los más familieros, “casa”; otros se acercan a visitar a sus seres queridos que perduran entre las finas hojas del verde y luminoso césped.
Hoy cumple 98 años de vida. Y pareciera increíble como cada aniversario los y las gimnasistas se aferran más a él. En realidad, les parece increíble a los de afuera de este gran colectivo. Para nosotros y nosotras es un paso más en el proceso natural de la vida.
Y sobre todo cuando hay personas, circunstancias y situaciones que hacen tambalear su importancia. No es joda, cuando uno dice “No hay Lobo sin Bosque”, NO es una frase hecha (bueno todas las frases están hechas); digo: sin el Bosque, no hay Gimnasia. Y precisamente por todo lo dicho antes. Porque un sujeto social, como tal, necesita indefectiblemente comulgar con ciertos valores compartidos y esas significaciones que hacen al grupo tienen su origen y punto de encuentro en un solo lugar: 60 y 118.
Cuando Gimnasia atraviesa momentos de dicha, se acerca al Bosque. Cuando se trata de momentos turbulentos al borde del cataclismo, también lo hace y quizá extreme el vínculo con el Juan Carmelo. Podemos confirmar que se trata de una ley natural el aferrarnos a lo propio. Lo nuestro, eso que siempre nos llenó de alegrías aun en las etapas de hondo pesar. Porque es en el Bosque donde uno se encuentra a sí mismo, con el otro, con los OTROS que somos NOSOTROS.
Es por eso señores que nadie quiere salir del Bosque, así más no sea por 90 minutos. No. ¿Por qué? Es el bastión de nuestra identidad, esa que nos mantiene unidos y de pie ante tantas adversidades. No queremos salir ni a dar un paseo, porque tenemos Casa y en ella estamos completos. El Lobo es del Bosque, no tiene otro lugar.
Gimnasia es identidad. El Bosque es identidad. Simplificando… Gimnasia es Bosque.
Por eso, ante cada destierro, sea cual sea el argumento, el Lobo retorna a su guarida casi magnéticamente. Nada ni nadie lo puede cambiar. Noventa y cuatro años de vida, de luchas incansables, de resurgimientos, de tristezas y alegrías. De encuentros, de firmeza, de afianzamiento y conexión de vínculos, de familia y amigos.
El Bosque es el ordenador y organizador del triperío. Siempre fuertes, siempre unidos porque tenemos donde encontrarnos y la pasión más desmedida por la defensa de los que nos hace únicos.
Hoy festejamos más que nunca su cumpleaños, le agradecemos y rendimos homenaje a lo que más queremos en esta vida. Nuestro lugar en el mundo.
Dejar una contestacion