Estemos bien cerca de Gimnasia

PH: Fotografías Braicovich

De las cenizas tiene que renacer un fénix. Así estamos. Una nueva derrota azotó los corazones triperos en la noche de lunes del día de ayer, contra un River asentadísimo y con gran calidad individual. Gimnasia, por su parte, en transición. El desafío era muy difícil para Martini y Messera, y no fue pasado con éxito, ni mucho menos. Solamente en una parte del primer tiempo se pudo ver a Gimnasia jugando como realmente se esperaba; cuando Bonifacio de un lado y Licht del otro abrían la cancha y eran vía de escape para la concentración de volantes que se había propuesto desde un principio (de volantes y delanteros, ya que ni Ramírez ni mucho menos Mazzola se abrían para ser opciones de pase).

En fin; si bien la táctica parece irrelevante, no lo es. En la anterior columna de La Voz del Hincha (del 16 de mayo pasado) se destacó que ahora era la oportunidad para que desde el más chico al más grande se enseñara una misma manera de jugar a este deporte. Es un camino deseado (a largo plazo), pero la clave es saber si hacia allá vamos. Una cosa es apostar a gente sin experiencia (y por lo tanto, sin alta demanda de remuneración) que sea del club; y otra cosa es analizar si realmente esa gente (y no sólo los DTs, sino también toda la estructura futbolística gimnasista) es idónea, y quiere invertir tiempo y trabajo suficientes para llevar a cabo un proyecto integral.

Claro que, como dije, esta transformación se da en un plazo largo. Mientras tanto, lo ideal sería que el triperío se sume más y más a presenciar los cotejos de inferiores para analizar cómo se están haciendo las cosas. También preguntar a los protagonistas cuáles son las condiciones en las que se desarrollan, para evitar para siempre la degradación material extrema que sufrió el personal de las juveniles años atrás, con otra dirigencia a cargo (hablo del caso, citando un ejemplo, de la dirigencia comandada por Gisande bajo la cual escaseaba el agua caliente en las concentraciones y faltaba material básico de trabajo).

Éstos son golpes. Las derrotas se sienten en la carne. Más aquéllas sufridas en El Clásico y en la eliminación contra Ponte Preta. Es un momento para tener paciencia; pero la paciencia no implica soportar apatía de parte de aquéllos que deben cuadruplicar esfuerzos para modificar esta realidad. Si bien es entendible la derrota de ayer debido al poco tiempo que tuvieron los técnicos para trabajar con estos jugadores y el rival de turno que tocó, Martini y Messera debieron apostar a una «revolución» e intentar hasta la última gota de sudor implantar ideas que funcionaran en la cancha. La duda, entonces, es si esas ideas están, si el proyecto está en funcionamiento, o si estamos esperando en vano. ¿La solución? Estar bien cerca de Gimnasia. Nunca dejarlo solo. Acordémonos de que nosotros somos el club. Nosotros somos esta bandera. Nunca nos dejaremos caer, siempre nos encontrarán de pie. No importa lo amenazante que sea la tormenta.

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