No es una canción de cancha que se evapora apenas es emitida, es una convicción. Es un sentimiento bien profundo el que nos hace tocar fondo y saltar despedidos por los aires, bien alto, para encontrarnos en el núcleo de nuestra esperanza: la pasión azul y blanca.
Nos enojamos, lloramos y estamos días sin hablar. Rabiosos. Pero llega el día y ahí estamos, rompiendo moldes, agitando banderas, tirando bombas, pintando el cielo, y gritando. Fuerte. Buen fuerte para que alguien nos escuche. Alguien, si. Ese alguien que nos mantiene la llama encendida, la sensación de que no se acaba un carajo, que todavía tenemos para dar. ¡Y no saben cuánto! Ese alguien, el nuestro. El absoluto. Gimnasia.
Pese a las adversidades cada vez más frecuentes y duras, hoy los triperos coparon el Minella en Mar del Plata. Juntaron el mango y se acercaron a ver a su equipo que, aunque en terapia intensiva, los médicos dicen que nada está perdido.
Fabuloso marco, espectacular y emocionante, para lo que fue triunfo 3-0 del Lobo de Maradona ante Aldosivi. Un Lobo que aúlla bien fuerte.
Dejar una contestacion