En la previa Gimnasia puso la fiesta en las tribunas como es costumbre y luego del partido invadió el campo de juego rebasado de emociones que se desplegaron por todas las calles de la ciudad que volvió a estar en orden.
Todo esta bien en La Plata. Ganó Gimnasia y nada puede desviar la felicidad. Nada. El domingo comenzó temprano en las inmediaciones del estadio Juan Carmelo Zerillo que fíe testigo de una nueva fiesta popular. Color, banderas, humo y tirantes le dieron el marco al ensordecedor aliento gimnasista.
Fue una tarde espectacular para la familia tripera. Los clásicos siempre son especiales pero este lo era más, por los pibes y por Chirola. Había que hacer el aguante más que nunca. Y lo ganamos entre todos. Fue así. Sin dudas. Por eso cuando Tello se decidió a pitar el campo de juego fue invadido por muchos hinchas que corrieron a su encuentro con los jugadores, para abrazarlos y agradecerles por esta alegría tan grande. Se terminó la mala racha. Ya está. Desahogo.
Los festejos de multiplicaron por toda la ciudad y tuvo su epicentro en las míticas calles de 7 y 50 que se volvieron a teñir de azul y blanco. A los primos: nos vemos la próxima, pero hasta entonces seguiremos de fiesta.
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