«La única diferencia entre un capricho y una pasión eterna
es que el capricho suele durar algo más», Oscar Wilde
— ¡Felicitaciones, es una nena!
—Imposible, me dijeron que era nene y ahí adentro está Lobo, fijate bien.
—No, efectivamente es nena.
Ruben se quedó sumido en la más profunda tristeza, cabizbajo y en silencio. Tristeza que sólo la compara con el descenso del 2011. Llegó a su casa sin decir una palabra, acongojado, vacío, apenado y abatido. Apagó el celular y se echó a dormir. Durmió a pesar de sufrir insomnio. Nadie lo molestó. La noticia lo mató psicológicamente y anímicamente, lo devastó. Él esperaba el varón y ya no habría Lobo Jordan, ya no habría padre e hijo. El Lobo se fue al descenso.
***
Ruben Jordan tiene 36 años y es hincha de Gimnasia desde antes de ser concebido. Es más tripero que humano. Es morocho, tiene pelo bien corto y entrecano, no usa barba como tampoco color rojo en su vestimenta –nunca–. Tiene poco más de un metro setenta de pasión tripera que se corporiza en su pecho erguido y su mentón levantado. “El Turco”, como lo conocen algunos vecinos de su barrio en Ensenada, tiene ojos grandes y negros productores de una mirada profunda enmarcada por pestañas negras y cejas tupidas.
Escapan del escote de sus remeras algunas letras de tinta grabadas en su piel, esas que saca a relucir cuando camina corajudo, prepotente y altivo. Esas letras son el amor y el capricho más grande que conoció. Esas letras se extienden a lo largo de sus clavículas. Ese tatuaje dice: Gimnasia. Gimnasia, el club de su vida, la institución que lo crió y la del escudo que tiene tatuado en su pierna.
Arrastra desde sus primeros años de vida un pesar inmenso por la ausencia de su padre, quien no murió, sino que dejó de visitarlo, se borró del mapa, se esfumó como si de una bengala de humo se tratara. Eso generó en Ruben una especie de sensación de inferioridad que consciente -o inconscientemente- decidió contrarrestar con la actitud más aguerrida, defensiva y ofensiva que podría generar. Siempre fue un chico más rebelde y difícil que su hermano, ese hermano con otro apellido pero del mismo útero. Ese hermano al que ama infinitamente, ese hermano socio de tablón, ese compañero.
Esta situación lo llevó a tener problemas en la primaria. Los curas de la escuela Don Bosco de Ensenada intentaron echarlo en tercero y cuarto grado por mala conducta; las maestras lo mandaron a varios controles mentales. No lo dejaron ir al viaje de egresados de séptimo grado, pero fue igual.
—El papá de uno de los chicos me llevó y pude hacer todo lo mismo que mis compañeros, pero no dormía con ellos en el hotel —cuenta “El Jordan”—. Cuando me vio el cura se quería morir… odio a los curas.
Así terminó la primaria, entre suspensiones, faltas y amonestaciones. La secundaria no la terminó porque optó por el fútbol.
Jugó en Fuerte Barragán (en Ensenada), en Gimnasia, en Racing, en Cambaceres, en Everton, en Tricolores. Estuvo por ir a jugar a Guatemala cuando se rompió los ligamentos de la rodilla. Hoy, la carrera futbolística continúa amateurmente: participa con Los Hornos FC de la Liga Amistad para el equipo de UPCN y lo hace con amigos.
—Era bueno, ¡eh! No llegué por pelotudo o, quizá, porque no tenía quien me acompañara.
Gimnasia vino a ser el depositario de su amor hacia ese padre poco presente, depositario de su amor desbordante y malgastado. El amor que Ruben fue acumulando para su padre y que no cabía más en su corazón golpeado y orgulloso, encontró destino. El Lobo fue su guía en el camino, el Lobo le enseñó de valores, ser tripero lo ayudó a ser quien es hoy.
El Lobo fue su guía en el camino, el Lobo le enseñó de valores, ser tripero lo ayudó a ser quien es hoy.
—Pasé mis 36 años dedicado a Gimnasia, mucho tiempo. Es tiempo, es mi vida, porque la construí gracias al Club.
Hoy puede decir que su (mala) conducta y sus caprichos se debieron a la falta de atención que requirió en su niñez y adolescencia. Hoy puede decir, con la frente en alto, que salió adelante como un campeón. Hoy agradece a su abuelo y a su mamá por haberle transmitido genes azules y blancos. Hoy Gimnasia le dio tristezas, alegrías y compañía; le enseñó de amistad y le mostró valores incalculables; Gimnasia le enseñó a hacerse desde abajo, a renacer de las más profundas catacumbas. Hoy puede decir que Gimnasia es su refugio, un abrazo seguro, la música toda. Para Ruben, Gimnasia es su abuelo, es su madre, su hermano, sus hijas. Su familia. Su vida.
***
Su hijo Lobo ya no era tal. No era hijo, no era Lobo. Era hija, pero… ¿qué nombre llevará? Ruben, una vez más víctima de ese sentimiento caprichoso que lo invadió toda su vida, necesitó de muchas palabras de aliento para salir adelante.
—Me decían: Ya está negro, acordate que cuando la veas te vas a enamorar como la primera vez, y así me fueron levantando.
Además de la niña que esperaba, con Claudia –su mujer desde hace 20 años-, tienen dos hijas más: Milagros (17) y Valentina (12).
—A mí me da igual que sea nena o nene, lo más triste es que no podemos ponerle Lobo, ¿y si le ponemos Loba? —dijo la más grande.
—No, no queda bien —respondió un Ruben todavía dolido.
— ¿Lobita?
— ¡Ni loco! Le van a decir así por la calle y me muero.
—Entonces Gimnasia —dijo Milagros—, termina con A, es nombre de nena.
Ruben llamó automáticamente al Registro de Ensenada y consultó la viabilidad del nombre. Efectivamente el nombre era viable, no había prohibición alguna. La negociación fue con la madre de la nena quien no estaba muy de acuerdo con el nombre.
—Pero nosotros somos peronistas y en mi casa rige la democracia, votamos y ganó Gimnasia.
El 10 de julio nació un nuevo corazón azul y blanco, nació Gimnasia Renata Jordan. Primero fue socia de Gimnasia y después anotada en el Registro provincial. Las redes sociales explotaron de comentarios, los teléfonos sonaron sin parar, los medios de comunicación del país, pero también de Chile y Uruguay, daban la noticia: “Fanatismo extremo”, “Dos locos fanáticos”, “¿Se volvieron locos?”.
“El turco Jordan” no tardó en contestar insultos y cargadas. Se encargó de localizar a todos y cada uno de los que “se hacían los vivos” y no daban la cara. Pero se cansó de hacerlo.
—La primera semana la pasé mal, hasta que entendí en la que me había metido, así que me relajé y listo —dijo.
Hoy Gimnasia cumple 8 meses y prefiere que sus hermanas le canten: “Hoy le cuento al amargo lo que es tener sentimiento”, a que su madre le interprete “Qué linda manito”. Gimnasia es socia al nacer y tiene un diploma de honor del club, la quieren bautizar en el Estadio Juan Carmelo Zerillo y ya planifican su entrada al Jardín de la Institución.
—Cuando le quieran decir Renata, ella va a decir: yo me llamo Gimnasia —sentenció Ruben.
***
— ¿Qué puede pasar para que no me operen? —pregunta Jordan a un amigo.
—Y… que te agarre tos, fiebre.
La Organización Mundial de la Salud publicó un informe detallado acerca de la vacuna antigripal y los efectos adversos que puede generar su aplicación, entre los denominados “problemas leves” están la fiebre, la tos, los dolores de cabeza y corporales.
El 15 de junio de 2013 el Lobo terminaba su paseo por la segunda categoría del fútbol argentino, misma fecha que la Aseguradora de Riesgos del Trabajo (ART) había estipulado para que Ruben se operara la rodilla por haberse roto los ligamentos. Así fue que “el Turco” fiel a su estilo rebelde, caprichoso y apasionado se colocó tres vacunas antigripales. Algún síntoma debía contraer. No. Ni una línea de fiebre, ni una carraspera.
Entró al quirófano a las 9 de la mañana llorando como un nene al que no le dan lo que quiere. Insultó al camillero, a las enfermeras y al cirujano. Los acusó de “pincharratas” hasta que la anestesia hizo su efecto. Pero sus últimas palabras antes de perder toda sensibilidad fueron: “¿A qué hora me dan el alta, porque a las seis de la tarde juega Gimnasia?”
14 horas. El niño de 36 años sale de la anestesia. Por fin estaba operado, en la habitación y junto a Claudia, su mujer. Intenta incorporarse pero el dolor es muy fuerte y punzante todavía.
—Yo me voy a la cancha, tengo la entrada —le dijo desafiante a su esposa.
—Estás loco, no podés ni pisar.
—Te digo que me voy igual.
Claudia es, para Ruben, la mejor mamá que pudo haber elegido para sus hijas y la mejor compañera, la que le aguantó todos y cada uno de sus berrinches de niño chiquito causados (todos) por Gimnasia. Para Ruben, Claudia es una fenómena y la volvería a elegir veintidós veces, de ser necesario.
—Tenés que quedarte un poquito más, aunque sea para hasta completar el suero —insistía Claudia.
—Por favor, llamá al médico así me da el alta.
A menos de dos horas para el inicio el partido en el Estadio Provincial, el médico no atendía el teléfono, el que había quedado de guardia no podía firmarle el alta y las enfermeras menos. A Ruben le dolía más la paciencia que la rodilla.
—Escuchame una cosa: si en 10 minutos no me dan el alta, me voy pero antes de irme arranco todas las ventanas, todas las puertas, tiro las cortinas, le pego una patada al televisor y rompo todo a palazos con la muleta —le dijo a la Jefa de enfermeras.
Llamaron al médico. Le dieron el alta. Con una férula y un dolor inmenso en la rodilla disfrutó de los goles de Pereyra, Rasic y Miloc para lo que fue un triunfo 3 a 0 del Lobo. Llegó a su casa con la rodilla hinchada y llena de sangre. Nunca más vio al médico. Nunca más dejó de renguear.
***
—En Argentina a Ronaldhino lo iba a manejar yo —dice sacando pecho— con mi amigo César.
Ruben acompañó a la lista de Gimnasia Grande encabezada por Mariano Cowen en las últimas elecciones del Club. Faltando 10 días para los comicios se viralizó una información: Gimnasia Grande ya había acordado la llegada de Ronaldo de Assis Moreira a Gimnasia, más conocido por Ronaldinho.
Nadie tomó en serio la información, la mayoría desestimaba despectivamente la posibilidad de que el gaúcho jugara con la Azul y Blanca en el Bosque.
—Dinho te cobraba un 1,2 millones de dólares y tendríamos el doble de socios queriendo ver al negro en la cancha.
Las últimas comunicaciones de la negociación fueron vía Skype: de un lado el hermano de la estrella, Roberto de Assis Moreira y, del otro, Mariano Cowen y Ruben Jordan. Todo estaba cerrado, los brasileros querían tener un porcentaje de las entradas, además de lo que embolsaban, y programar partidos amistosos donde lo recaudado sea para ellos.
—A Ronaldhino le habíamos conseguido la mansión de los Muñoz en Villa Elisa, esa que tiene cine; habíamos conseguido a BMW y Santander Río —dijo Ruben —. Gimnasia no tenía que poner nada de guita.
Fue el candidato a Vicepresidente del Club, Antonio Gargiulo, quien dejó trascender la información y lo hizo en la radio deportiva más escuchada de la Ciudad.
—Era una bomba y teníamos que tener cuidado con la difusión, vos presentás un proyecto así y lo primero que dice la gente es: es mentira, y todos se creían que lo traía Guille Marín, pero él no quería saber nada.
Si el sábado 26 de noviembre de 2016 ganaba Cowen, Ronaldhino estaba el martes por la mañana en La Plata. Así habían quedado. Una semana antes iba a estar llegando el hermano de Dinho para ultimar detalles, pero ocurrió la tragedia del Chapecoense y el brasilero decidió no viajar porque conocía gente de ese club.
—Nosotros tenemos una mala leche, estamos meados; ya le habíamos pedido el Sheep Robert a Marín para ir a buscarlo, el Camaro ¿sabés qué? Los pinchas se iban a querer matar.
No vino Ronaldinho a Gimnasia. No ganó Cowen las elecciones y quizá un detonante fue, irónicamente, esta información. Nadie lo creyó.
—Estaba destruido y enojado después de las elecciones. Se lo relacionó a Cowen con Muñoz, con la vieja política gimnasista, nada más lejos —dijo —. Ojalá le vaya bien a Pellegrino.
***
Hoy representa jugadores de las inferiores de Gimnasia y Estudiantes; y trabaja en el Ministerio de Educación de la provincia de Buenos Aires. Además está agremiado en UPCN y hace política social desde ahí para llegar a cumplir su sueño: ser Presidente de Gimnasia.
—Me interesa la política como a todos porque uno tiene familia y tiene que comer, pero mi objetivo es llegar a dirigir la Institución y se llega con poder —dijo —, lo estoy construyendo políticamente por afuera.
Mi objetivo es llegar a dirigir la Institución y se llega con poder, lo estoy construyendo políticamente por afuera
Es un fervoroso peronista y entiende que un tripero levanta las mismas banderas. Y en este sentido se mueve: promoviendo y buscando la justicia social con su aporte, así se necesite de golpes de guapeza para conseguirla.
Octavio “Poty” Soto, un tripero de 14 años, estaba gravemente afectado por la leucemia y se encontraba internado en la Clínica del Niño aguardando por plaquetas. Desde las conexiones que Ruben tenía por el gremio trató de ayudarlo, en principio, con la difusión del pedido de donantes de médula ósea.
—Lo conocí al nene, re tripero y me encariñé.
“Poty”, además necesitaba unas ampollas que había que importar de Alemania y su entrada estaba prohibida todavía. IOMA no le daba la solución y ahí fue “el guerrero Jordan” a hacer justicia: buscó entrevistarse con el Director y tras presionarlo, logró que se traiga la medicación.
—El nene estaba internado —cuenta Ruben—, me llama un día y me dice: hola amigo estoy medio dolorido y me tienen acá en un cuartito chiquito.
Automáticamente fue a verlo. El cuarto tenía espacio sólo para la cama de una plaza, la que no tenía un colchón, sino dos colchonetas encimadas y un ventilador sin potencia. Los padres, con sillas desde la puerta, acompañaban a Octavio.
Raúl Tassi fue candidato a Vicepresidente por la lista Gimnasia Positivo, pero se bajó antes de las elecciones; es el dueño del Instituto del Diagnóstico, del Instituto Médico Platense y de la Clínica del Niño.
—Lo llamo, ¿qué tal, Raul? Te habla Ruben, soy el padrino de Octavio Soto un pibe que tenés en la Clínica del Niño con leucemia, ¿a vos te parece tener al nene así?
—Debe haber un error —dijo Tassi.
—Escuchame una cosa, era para informarte nomás, ahora nosotros vamos a ir a buscar un colchón al Hospital de Niños, no sea cosa que algunos de los que están en la puerta nos pare porque se arma un tremendo quilombo —dijo firme el tripero —, te prendo fuego la clínica y te cago a trompadas a todo el personal.
—No puede ser, dame 10 minutos que lo soluciono.
A “Poty” lo trasladaron de habitación, pero tenía las mismas características que la anterior.
—Raúl, lo pasaste a otra pieza pero es lo mismo y ¿los departamentitos esos que tenés en el Diagnóstico?
—Los estamos refaccionando.
—No me tomes el pelo, conozco a otro chico que está ahí —aseguró Ruben— lo que pasa es que el chico tiene OSPE y Octavio tiene IOMA.
Le cortó el teléfono no sin antes advertirle que iban a cruzarse en breve. Y así fue. A las diez de la noche del mismo día, Jordan y Tassi se cruzan en la Clínica del Niño.
—Casi se hace pis, lo agarramos en un rincón con Lucas y mientras el amagaba, yo lo amenazaba, lo dejamos ir y a los 5 minutos mandó al nene a una habitación con aire acondicionado y Play Station. No era tan difícil.
Para Ruben, en la vida “hay que actuar así porque sino no funciona”. Su corazón duro, su hambre por justicia social, su compañerismo, su ánimo por querer ayudar al otro aunque tenga que dar lo que no tiene lo lleva a la búsqueda constante de soluciones de conflictos e injusticias. Se crió con esos valores, se crió con su madre, su abuelo y Gimnasia. Gimnasia es pueblo, Gimnasia sabe de luchas e injusticias. Sólo un tripero entiende cómo salir, sólo un tripero sabe de “buena leche”.
Las cenizas a los pinchas
60 y 118. Corazón del Bosque. Cuna y cobijo de almas. Punto de encuentro de la pasión más exorbitante y el amor desmedido. Muchas generaciones pasaron por el templo sagrado. En este caso, el abuelo de Ruben talló su historia en la ochava de “la Centenario” y hoy, en ese mismo lugar descansan sus cenizas.
Es el lugar donde cada Tripero fue armando su historia. Fue creciendo y conociendo valores, sentimientos y códigos. Familia, amor y amistad pasaron por el Estadio. Risas, llantos, abrazos e insultos. Es donde el alma se personifica para tomar clases de vida que se llevarán a la práctica una vez fuera de la burbuja. Es un semillero, el alma se nutre de conocimiento vital.
El 9 de mayo de 2015, falleció Mónica, la madre de Jordan.
—Ella siempre decía: el día que me muera, no me velen y las cenizas tírenlas en la cancha de Gimnasia, sino se van a acordar de mi para toda la vida.
Amenazante como su hijo, no les dejó más alternativa y tiraron sus cenizas en el centro del verde césped del estadio. Pero Mónica tenía un pedido más: “guárdense un poquito y tírenlo en 1 y 57, y otro poquito desparrámenlo en la cancha donde los vecinos sean locales”.
Como un mandato divino se cumplió al pie de la letra con el pedido.
—Vamos a ver si terminan la cancha y vamos a ver si vuelven a ganar algo —dijo orgulloso Ruben.
Eso mismo tienen que hacer sus tres hijas con él y sus nietos con sus hijas. Se trata de la tradición de la familia Jordan, un sentimiento de pertenencia a la familia gimnasista que les infla el pecho de orgullo. O, quizá, se trate de un capricho más de estos locos triperos.
Cada fin de semana visita a su madre al Bosque. Se acerca al terreno de juego por los jardines y se para entre la platea techada y la tribuna, se aferra al alambrado y pierde la vista en el centro de la cancha.
Puede dar fe que atraviesa una línea imaginaria que permite el acceso a una burbuja contenedora de una energía diferente, buena y reconfortante energía. Ésta aumenta su densidad a medida que las almas triperas se conectan, su madre, su abuelo y tantos triperos están ahí. Una respiración profunda se produce en señal de saludo.
Para un Tripero, nada mejor que otro Tripero. 60 y 118, su lugar en el mundo. Su historia, su presente, su futuro y su capricho. Alguien dijo que la diferencia entre un capricho y una pasión eterna es que el capricho suele durar algo más. Y Gimnasia para Ruben es más que pasión, es más que amor, es capricho. Un hermoso e infinito capricho.
Por Gisele Piru Ferreyra / @PiruGisele
PH: Gisele Piru Ferreyra / @PiruGisele
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