
El domingo, el corazón del Lobo volvió a latir con fuerza. En el Juan Carmelo Zerillo se celebró una nueva edición del Día de las Infancias, una jornada a puro juego, risas y emoción para los más chicos y sus familias.
Desde temprano, el Bosque se llenó de color: hubo actividades, espectáculos, sorteos y, como no podía faltar, la merienda compartida que coronó una tarde inolvidable. Todo organizado por las agrupaciones y subcomisiones triperas, con el acompañamiento del Club, demostrando una vez más que Gimnasia es mucho más que fútbol: es comunidad, solidaridad y familia.
El aire se mezcló entre globos, canciones y camisetas azules y blancas. Porque para la gente del Lobo no hay nada más grande que transmitir la pasión desde la cuna. Cada sonrisa de los pibes fue un recordatorio de que la verdadera fortaleza de Gimnasia está en su gente, en la unidad del pueblo tripero que nunca abandona.
El Día de las Infancias en el Bosque fue mucho más que un evento: fue la muestra clara de que la camiseta se hereda, se vive y se celebra.
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