Gimnasia es de Primera. La noticia nos regocijó por tener la certeza de que el equipo seguirá en la máxima categoría del fútbol argentino con todo lo que eso significa para el Club, más allá de la cuestión deportiva. Pero en estos tiempos es inevitable no relacionar el milagro con una pandemia que paralizó (¿a la pelota?, no) a un planeta entero.
Por eso, creo profundamente necesario hacer un poco de memoria para entender que los hechos se venían desenvolviendo de manera tal que el anhelo no parecía imposible de concretarse, así evitamos caer en la simple y descabellada idea de que un virus letal terminó de inclinar la balanza a nuestro favor.
En primer lugar, la llegada de Diego Armando Maradona al banco de suplentes devenido en Trono generó una esperanza que trasciende lo romántico. Un equipo que venía en caída libre, casi en la lona (producto de lograr tan sólo 1 punto de 15), resurgió a fuerza de la propia motivación que despertó la figura del 10 y su alteza.
Más allá de las tres derrotas consecutivas en el arranque (Racing, Talleres – con polémica – y River), el Lobo de Diego pasó de estar prácticamente condenado a quedar a 2 y 5 unidades de sus principales oponentes en la lucha por no descender: Patronato y Colón, respectivamente. Y eso que faltaban 10 fechas por jugarse. Esto, sin mencionar a Central Córdoba de Santiago del Estero (que venía retrocediendo casilleros) y Aldosivi (que a pesar de una leve mejoría nunca fue garantía). Y otro detalle: desde que Maradona asumió en el Lobo fue el DT que más puntos sacó en la Superliga si se consideran los equipos que peleaban en la tabla de “abajo”. Datos.
Segundo, quienes esgrimen que Gimnasia “nunca tuvo peso en AFA” (aún hoy), ahora creen que fue la propia entidad de Calle Viamonte la que nos tiró un salva vidas. ¿Es posible pensar que los popes del fútbol argentino nos quisieron hacer un favor sólo a nosotros? Suena descabellado. Porque no imagino ni a Tapia, ni a Tinelli, ni a Amor Ameal, ni a D’Onofrio, ni a Blanco (y puede seguir la lista) conspirando por Gimnasia.
Un detalle que no se puede dejar pasar para entender por qué la AFA decidió «suspender» por dos años los descensos es que la Superliga, torneo que nació en el ámbito de los CEOS (encabezados por el empresario Mariano Elizondo), había llegado para “sacarle jugo” al fútbol pero como los dirigentes “de raza” no vieron engrandecer los ingresos echaron por tierra el “doble comando” para volver a manejar a gusto e piacere los reglamentos y el calendario. Sin ésta nueva lógica dirigencial difícilmente podría haberse determinado que nadie baje de categoría en un contexto de pandemia. Igual, hacía meses que se barajaba la posibilidad de que menos equipos se vayan a la B..
Sumado a eso, la crisis dejó en evidencia que la estructura económica de los clubes y del fútbol sin la televisión es insostenible. Gimnasia no era el único equipo que podía llegar a caer y muchos otros se sentían cerca el abismo ante la posibilidad concreta de que en algún momento vuelva la competencia con descensos incluidos. En todo caso, “se salvó a las organizaciones sin fines de lucro”.
El Presidente de Lanús Nicolás Russo (club “ejemplo” para la mayoría del mundo del fútbol) sentenció hace algunos días: “La suerte está hechada y no va a haber marcha atrás. La quita de descensos es la única manera de acomodar los presupuestos de los clubes. De lo contrario, 25 0 30 podrían desaparecer”. Léase “25 o 30”, no “Gimnasia”.
Siguiendo con ésta línea, vale remitirse a los considerandos de Boletín 5768 en el que se puso fin a la Temporada 2019/2020 para reforzar ésta idea: “(…) la AFA no puede agravar la ya penosa situación económica de los clubes con más incertidumbre, y tampoco puede castigarlos con descenderlos cuando deportivamente no habían descendido, es decir, no puede castigarse un club con la peor de las situaciones deportivas por las que debe atravesar una institución, por circunstancias extradeportivas”. Clarísimo.
De éste último párrafo se desprende otra cuestión para nada menor: no sabemos qué hubiera pasado con el Lobo de Diego en la Copa de la Superliga si no hubiera aparecido en nuestras vidas el Covid 19. Podríamos decir entonces que la frase “Gimnasia se salvó del descenso” calza perfecta en aquél 3 a 0 sobre la hora que decoró el enano Niell de palomita ante Atlético Rafaela en el Bosque, pero no en éste caso. Porque para eso Gimnasia se tendría que haber ido al descenso en la realidad o estar a segundos de que eso se concrete, algo que no sucedió. Faltaban 10 fechas.
Por todo esto es que yo no comulgo con la idea de que la pandemia fue la que nos permitió quedarnos en Primera. Tampoco creo que sea positivo alardear con eso. Esgrimí argumentos.
Ahora bien, si vamos a hablar desde esa lógica, prefiero manifestar abiertamente que el arribo del Dios Pagano al Club más popular de La Plata hizo posible el milagro. No la pandemia.
Por Pedro Bressa
Muy claro, ocurre que en la ciudad, de La Plata, también está el equipo amargo del inglés, que deceaba que Gimnasia le fuera mal, esa frustración los tiene envenados