Quien hasta mitad de año fuera parte del plantel que ascendió a Primera de fútbol femenino se convirtió, junto a su hermana Sofía, en entrenadora de la flamante Reserva. El camino que la llevó a ponerse el buzo de DT del club de sus amores.
Mediados de la década del 90. La Plata.
En el garaje de una casa familiar, dos nenas juegan al mete gol-ataja. Mientras una se esfuerza por evitarlo cubriendo el extenso portón que hace de arco, la otra prueba de todos lados.
La pelota va, y viene. Podrían estar jugando todo el día.
De un momento a otro, la redonda número 5 color gris queda picando. La más chica toma una corta carrera, se perfila, y saca un chutazo seco que rebota en la pared y se estrella contra un foco. La luz queda tuerta en el ambiente y, por un instante, reina el silencio. Hasta que vuelve a retumbar un pelotazo.
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“Por suerte en mi casa nos dieron libertad para jugar al fútbol a mí y a sofi, con quien siempre fuimos muy compinches”, rememora Celeste, sentada en el bufet del Bosquecito donde entrena dos veces por semana a las juveniles triperas. Pero aclara: “En el colegio sí me pasaba que la mayoría se sorprenda cuando me metía a jugar con los varones. También en los cumpleaños, dónde las nenas hacían cosas de nenas, entre comillas, pero yo me iba a patear con los nenes. Por lo general, no tenía problemas, pero a veces no me dejaban o me miraban raro, así que por dentro me preguntaba: ¿por qué no? Si encima lo hago bien”, y se ríe.
La más chica de las hermanas Ferrarini tiene 29 años y es Licenciada en Publicidad, pero desde hace cuatro meses cree haber encontrado su verdadera vocación.
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Año 2000.
Celeste ama el fútbol. Los domingos, cuando la familia se reúne en la quinta, entre los hermanos (que son siete) más algún que otro amigo se arma un fútbol 5 y ella aprovecha para desplegar todo su repertorio con Sofía, con quien se conocen de memoria y tiran paredes a lo loco.
— ¿Por qué no te probas en Estudiantes? —le tira al pasar uno que la ve jugar.
—No hay chance —responde ella contundente.
Ante la inexistencia del fútbol femenino en Gimnasia, para no quedarse manija, decide sumarse a Las Lobas. Pasa por el mini vóley (comparte equipo con Tatiana Vera) y termina formando parte de la Sub 16 que dirige Hernán Casamiquela.
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“La mayoría de las jugadoras llegaron con rodaje, porque hoy hay ligas infantiles de fútbol 7 que son un cobijo para las nenas que se inician en el deporte. Otras vienen de jugar en ligas del interior, como la de Saladillo”, asevera Celeste, y agrega en tono melancólico: “Nunca me imaginé que estos cambios de paradigma se darían tan rápido. Me hubiera encantado haber nacido hace 10 años”.
Con respecto al rol que le toca desempeñar hoy en el Club, declara: “Me encontré con que me gusta demasiado. Estoy creo que las 24 horas pensando en ejercicios, cómo mejorar a cada jugadora… Creo que encontré una pasión por fuera de la carrera que estudié”.
Además de ser DT, Celeste trabaja en UPCN y es Community Manager de varias empresas, pero remarca que ser entrenadora “superó todo”. “Encima en Gimnasia”, destaca, y hace un ademán con la cabeza.
Cabe destacar, que con Sofía lideran un plantel de 34 chicas de entre 11 y 20 años, de las cuales pudieron fichar sólo 25 porque así lo exije AFA. Si bien aún no cuenta con la Licencia de Directora Técnica porque no es condición para estar al mando de un plantel de Reserva Sub 19, el año que viene hará el curso.
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Año 2013.
A sus 23 años, Celeste decide ir a jugar a CRISFA, equipo platense que, por más que no juegue competencias oficiales, para sorpresa de la mayoría “cede” la cancha de 11 a mujeres para que entrenen y puedan hacer amistosos. Un hecho poco común entre las instituciones de la ciudad, que no le dan importancia a los equipos femeninos.
De la noche a la mañana, el cuerpo técnico le comunica al plantel que pasarán a representar a Villa San Carlos, club que no les dará tantas comodidades ni recursos, pero con el que podrán competir en AFA. En ese contexto, para tener una indumentaria digna, pelotas propias o pagar el médico el día del partido, las jugadoras organizan bingos y rifas.
Después de algunas temporadas afianzándose como zaguera central, Celeste, que pretende terminar la carrera que inició en Publicidad, decide poner en pausa el camino como futbolista que comenzó de grande, para poder recibirse.
Deja un año, pero una temporada después las ganas de pisar el verde césped la pueden y retoma, ya con más energía, decidida a hacer crecer la disciplina. No quiere jugar sólo a la pelota.
No bien llega a Villa San Carlos se entera que quien era el preparador físico cuando partió, Mauro Córdoba, es el DT de Primera. Lo convoca, se reúnen también con las referentes del plantel, y les propone conformar una Sub Comisión de Fútbol Femenino.
A la semana siguiente, Celeste confirma la cancha de 11 de UPCN para entrenar y algunos sponsors. El equipo, que está en la B, se prepara para intentar ascender a la máxima categoría de AFA.
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“Con sofi pretendemos formar jugadoras para que lleguen a Primera. No tenemos como objetivo salir campeonas. Si se da, buenísimo, pero queremos que las jugadoras entiendan lo que es perder, lo que es ganar, qué es defender un resultado, qué es ir a buscarlo, para que cuando Mauro precise una cubrir un puesto y no encuentre la solución afuera, se la demos nosotras”, explica.
Más allá de que hoy están al frente de la Sub 19 que compite en AFA y se constituye como la segunda categoría y soporte de la Primera, Celeste y Sofía tienen preparado el proyecto para que Gimnasia tenga una Sub 13 porque “es raro tener una nena de 11 jugando con una de 20”. “Lo ideal sería tener Sub 15, Sub 17 y Sub 19, lo cual ya se va a ir dando porque Gimnasia está muy comprometido. No tenemos dudas de que esto no va a parar de crecer”, añade, y menciona a Juan Bova Cardoso y Diego Cappra, dirigentes “muy importantes” para el crecimiento de la disciplina en el Club.
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Año 2016.
Consumado su regreso a las canchas, el equipo de Villa San Carlos en el que Celeste se desempeña como segunda marcadora central asciende a Primera División. Junto al cuerpo técnico liderado por Córdoba, con quien forjaron una relación de amistad, creen que es el momento de llevar el proyecto a Gimnasia.
Lo presentan ante la Comisión Directiva presidida por Daniel Onofri pero la dirigencia, que se deslumbra con la solidez del plan, no puede facilitarle las condiciones mínimas para que la disciplina se desarrolle en plenitud, por lo que se posterga la posibilidad.
El plantel de la villa recién ascendido, luego de un compañón en la Primera División, termina quinto para sorpresa de propios y extraños.
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El hecho de que Celeste y Sofía hoy estén dirigiendo la Reserva tiene que ver con su sentido de pertenencia, conocimiento y, fundamentalmente, la capacidad de gestión y militancia que han llevado adelante en Gimnasia. Aquella que hasta la ha hecho ser sondeada, a Celeste, para ser dirigente. Cuestión que por ahora descarta.
“Después del torneo en Primera con la villa, con Mauro volvimos a presentar el proyecto en Gimnasia. Por suerte se aprobó, y no sólo se sumaron varias jugadoras por motus propio, si no que llevamos toda la base de lo que era infraestructura, por decirlo de alguna forma. Al Club le ofrecimos entrenar y jugar en UPCN pero decidió darnos Estancia Chica. También nos brindó la indumentaria. O sea, en muchas cosas Gimnasia nos favoreció enormemente, pero la base y los sponsors venían de Villa San Carlos”, describe.
Posteriormente, da a conocer una faceta que la “marcó” y le enseñó mucho en su camino Mens Sana: “El año que dejé Villa San Carlos y me aboqué a la Facultad, y por el hecho de que siempre me sentí identificada con las Lobas, que son enormes, decidí darles una mano desde la comunicación. Yo veía que Boca, por ejemplo, hacía videos para redes, entrevistas, así que un día le dije a Paula (Casamiquela): ‘¿Qué te parece si vengo a filmar los partidos?’. Le encantó, y a partir de ahí (de 2014 a 2016) creé el logo, la página de Facebook, la de Twitter, el Instagram y un canal en Youtube. Cuando retomé el fútbol, como no daba a basto con todo lo que hacía, dejé todo en manos de Ágata (Natale, Community Manager del Club) y hoy sigue vigente”. La gestión para que el fútsal Tripero juegue en UPCN, también la llevó adelante ella.
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Año 2019
El equipo de fútbol femenino de Gimnasia (que había desaparecido a mediados del 2000 por negligencia dirigencial) logra el campeonato en la antepenúltima fecha frente a Banfield.
El Club organiza los festejos para la fecha siguiente, a realizarse en el Bosque, donde el Lobo recibirá a All Boys. En el partido, que fue un trámite para las Triperas, Celeste ingresa promediando el complemento.
No bien salta al campo de juego, abrumada por una una sensación de melancolía, trata de disfrutar a pleno jugar en el Juan Carmelo Zerillo, algo totalmente impensado para ella hace unos años.
Cuando pita la árbitra (8 a 0 a favor del Lobo), la número 15, que hasta hace unos instantes se sentía vacía, explota de sensaciones y vive el momento a flor de piel. Rememora cada situación por la que pasó para llegar salir campeona, ni más ni menos que en el Bosque y con la camiseta de Gimnasia.
Semanas más tarde, Celeste está decidida a dejar el fútbol, pero desde el cuerpo técnico y la Sub Comisión le insisten en que piense algún lugar desde el cual seguir ligada.
Duda hasta último instante, pero se la juega por lo que le dicta el corazón. Cree que está lista para ser la DT de las triperas más chicas, para poder ocupar en sus vidas aquél lugar que la mayoría de las jugadoras tuvieron vacío.
“Todo va a depender de cómo se vaya dando la relación con las chicas, pero por ahora con sofi nos sentimos muy cómodas y pretendemos darle todo lo que podamos al Club, trabajando con respeto y mucha responsabilidad”, cierra Celeste la charla con Mundo Tripero, y se queda planificando en el Bosquecito lo que será el debut en el Torneo frente a Satsaid.
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