Hace poco más de un mes, Gimnasia le ganaba uno a cero a Temperley de visitante y alimentaba por última vez la “ilusión” del Cuerpo Técnico y el plantel: meterse en el lote de los equipos que aspiran a ingresar a la Copa Sudamericana. Sumado a eso, se estaba por lograr el ansiado segundo triunfo de visitante, algo que no se consigue desde el año pasado cuando, con un gol olímpico de Braihan ALEMAN, el lobo le ganó 1 a 0 a Olimpo. Pero por desgracia (¿o fortuna?), luego de un asedio del que sólo resistíamos gracias a Alexis Martín ARIAS, a los 36 minutos el gasolero empató el partido y comenzó la debacle, en ese entonces inimaginable.
Es que desde esa circunstancia Gimnasia se vino a pique y, a medida que nos asestaban golpes Banfield, San Martín, Argentinos y Tigre (que dio el de Knock Out), nos íbamos dando cuenta que estamos para otra cosa. Porque es incoherente ponerse a pensar en ingresar en la Copa Sudamericana si no ganamos nunca de visitante, si somos uno de los tres equipos más goleados, hace rato no tenemos 9, no la metemos, y no sabemos qué pibe de inferiores puede llegar a ser importante en el futuro cercano.
Como si nos hubiera pasado un tornado por encima, nos topamos con una realidad que ni siquiera creíamos posible, pero sí, es la nuestra. Ya que lo cierto es que no sólo estábamos equivocados sobre nuestros objetivos en el corto y mediano plazo (¿Sudamericana o colchón de puntos?), sino que nos dimos cuenta que la política de fútbol no contempla entre sus objetivos principales: el hecho de que la apuesta por los pibes se debe concretar progresivamente para saber cuál puede estar el torneo que viene y cual es necesario dar a préstamo, para que no sean sólo una rueda de auxilio cuando las papas queman y los experimentados desaparecen; que los refuerzos sean analizados en profundidad, es decir, que a la hora de traerlos se haya contemplado si son un salto de calidad para el plantel o un parche que encima cobra un jugoso sueldo; que las desiciones sean por consenso entre la Comisión Directiva y el Cuerpo Técnico porque sobran los casos de jugadores “apuesta” de la C.D o la Secretaría Técnica que el C.T después no utiliza y sólo se dedican a trotar en Estancia Chica.
Sepamos que estas cosas tienen que estar claras porque de seguir por este camino en lo que queda del torneo, no sólo debemos hacer una campaña de arriba de 40 puntos el campeonato que viene para zafar del descenso, sino que la temporada 2019/2020, o sea, en un año y medio, tendremos que cosechar 40 puntos denuevo o más, dependiendo el papel que hagan los recién ascendidos. Porque los 43 puntos que se hicieron con Gustavo ALFARO y son los que nos dan oxígeno la temporada que viene, desaparecerán y quedará la paupérrima suma actual de 22 puntos (que esperemos se engrose) más la que haremos el que viene (la que siendo optimistas nos salvará).
El campeonato post mundial serán rivales directos Tigre, Belgrano, San Martín de San Juan, Vélez, Patronato, Huracán, Unión, Newells, Lanús, Rosario Central, Atlético de Tucumán (próximo rival) y los dos que asciendan en unos meses (siempre y cuando desciendan los cuatro que hoy están en zona de descenso directo). Sí, son tantos porque seguirán descendiendo 4 equipos y ascendiendo 2 hasta que queden 20, objetivo de la AFA para 2021. Entonces, esos equipos, que tendran en su haber una campaña buena (de 40 pts aproximadamente) y una mala (de 30 para abajo), deberan sacar ventaja el proximo campeonato para mejorar su promedio y evitar caer en la zona caliente.
Estamos entrando en el peligroso estado de riesgo constante en el que nos encontrábamos allá por 2009, 2010, 2011 cuando nos salvamos dos veces del descenso gracias a los históricos triunfos en las promociones contra Atlético Rafaela que de nada sirvieron porque un año más tarde nos terminamos yendo a la B en el bosque tras la derrota en otra promoción ante San Martín de San Juan. En aquellos tiempos estábamos siempre obligados a hacer dos o tres excelentes campañas seguidas pero no nos dio la nafta a pesar de las hazañas de Franco NIELL, primero, y Marco PEREZ, después, y de tener planteles cargados de referentes como Chirola ROMERO, Fito RINAUDO, el Tornado ALONSO y Guillermo BARROS SCHELOTTO, por mencionar algunos ejemplos.
Lo que se quiere decir con esto, al fin y al cabo, es que de ahora en adelante hay que pensar todo de acá a dos años, teniendo en cuenta que las dos temporadas que se vienen son una sola si queremos estar tranquilos y con el fantasma de la B lejos.
Sin ánimos de subestimar el rol de la dirigencia y el técnico, Facundo SAVA, es necesario remarcarles esto (que debería ser obvio) porque no pueden tropezar con las mismas piedras y deben achicar el margen de error. En ese sentido, si se le renueva a un jugador (sería bueno que se queden Nicolás COLAZO y Omar ALDERETE), se debe pensar en el beneficio que puede traer en los próximos dos años; si se trae un refuerzo, lo mismo, tiene que aspirar a estar el mismo tiempo y ser consciente de que está en un club que debe cosechar puntos. En sintonía, es necesario ir probando a los pibes para que algunos se afiancen y sean puntas de lanza en lo que viene, teniendo en cuenta que si rinden en este marco podrán afrontar el futuro mucho más maduros. La última vez que se hicieron estas cosas fue con el liderazgo de Pedro Troglio, que siempre tuvo los pies sobre la tierra.
Está claro que el tiempo corre y apremia, pero hay tiempo para revertir la situación. Sin ir más lejos, el primer paso será ganarle a Atlético Tucumán el viernes en el bosque que, como se mencionó, es un rival directo de cara al futuro.
“No hay lugar a más bajones, no hay lugar a seguir perdiendo, a partir de ahora cuchillo entre los dientes. Algo más tenemos que dar porque, evidentemente, no nos está alcanzando», manifestó Fito hoy en conferencia de prensa, dejando en claro que el equipo es consciente de lo que se viene y que tiene que sumar todo lo que se pueda de acá a que termine la Superliga.
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