—Gimnasia es todo para mí.
— ¡Dejáte de joder! Tu vida es tu estudio, tu trabajo, tu familia.
—Es que Gimnasia es todo eso y más.
—Sí, claro… once tipos corriendo detrás de una pelota y llenándose los bolsillos de guita.
—No entendés nada.
Qué difícil se hace a veces conectar con el otro y hacerle entender lo que uno es capaz de sentir, ¿no? Qué lindo sería compartir el reflejo fiel de un sentimiento, una imagen, una sensación ante tal o cual situación, belleza o angustia ante la vida. Se intenta acercar al otro el yo desnudo y las emociones a flor de piel, y lo más cercano son resignificaciones de lo percibido.
Pero, ¿por qué querríamos que el otro vea, piense y sienta como uno? Quizá para ser comprendido, para no sentirse solo y pasar a ser uno más de la maquinita de pensamiento. Es que, ¡vamos! Lamentablemente todos queremos siempre ser parte de algo. Lo interesante es que cada uno de nosotros, sin darnos cuenta somos parte. Somos parte de nuestro universo y siguiendo nuestras sensaciones nos encontraremos con nuestros pares.
Dicen que en el Bosque de La Plata muchas personas se acercan buscando su otro yo. Lo encuentran y los testimonios así lo corroboran. El ser humano necesita sentirse comprendido, por naturaleza. Miles encuentran la comprensión entre los tablones de 60 y 118. Sentado en los jardines que permanecen intactos desde 1924, abrazado a un paravalanchas rejuvenecido de vez en vez por hinchas que le pegan un lavado de cara a su lugar, entre la multitud durante un partido de fútbol; o simplemente parado en cualquier sitio del estadio, observando el verde horizonte del césped del Juan Carmelo, adornado con pinos y eucaliptos que enmarcan un paisaje primoroso que pareciera haber sido pintado delicadamente cuidando la belleza autóctona.
Hace 133 años un grupo de jóvenes adinerados de la ciudad decidieron darle forma a un club de gimnasia y esgrima. Es que por aquel entonces practicaban deportes de salón en pos del lograr lo que tanto pregonaron y sería bandera en la actualidad: “Mens sana in corpore sano”. Una mente sana en un cuerpo sano, como que una cosa lleva a la otra y a la inversa. Como si en 1887 hubiesen estado al tanto de las turbulencias emocionales que el ser humano transitaría por los años dos mil y algunos más.
Lo que no sabían era que su club llegó a ocupar el vacío que existía en la sociedad que por aquel entonces sufría los despojos del capitalismo creciente y modernizante. El capitalismo que iba creciendo, eligiendo y desechando. El señor trajeado elegía a sus varones con bolsillos gordos. El resto, material necesario para la fabulosa orquesta brutal y sanguinaria jamás antes vista.
Poco a poco el pueblo laburador, ese material sumamente útil para forjar el sistema, pero perversamente marginados del fruto de su trabajo fueron encontrándose y apropiándose del reducto aristocrático. En menos de 30 años Gimnasia se convirtió en el club más popular de todos los tiempos.
Y así, como en sus inicios, los obreros de diferentes sectores pero mayoritariamente enrolados bajo la industria cárnica, se fueron aglutinando para conseguir reivindicaciones y sentirse acompañados ante diversos reclamos; hoy miles de personas necesitan de un colectivo para aferrarse y compartir sus emociones y administrarlas de alguna u otra manera, para hacer más ameno el andar por esta tierra. El mundo sigue igual.
Tan igual sigue, que Gimnasia y Esgrima La Plata continua siendo el espacio donde la realidad no parece tan dura, el albergue para las angustias más profundas, la guarida donde las alegrías se multiplican.
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—Es todo y punto.
2018. Si alguien se toma un rato y le pregunta a todos y cada uno de los que llevan sangre Azul y Blanca, qué significa Gimnasia en sus vidas, todos contestarán “Gimnasia es todo”. No hay dudas, están todos invitados a hacer el ejercicio.
Pero es cierto, analicemos un poco, ¿cómo va a ser todo? ¿¿Todo??
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Aquellos que fueron niños en la década del 80, y 90 también, estarán de acuerdo con que las fraudulentas imposiciones sociales, religiosas, occidentales hablaban de una “familia tipo”. ¿Qué pasa con esos ideales? Cuando no se cumplen, generan frustración.
— ¿Por qué estás acá? —le preguntaron a una chica de no más de dos décadas en la ochava del Bosque un día lluvioso, gris y solitario.
—Vengo a visitar a mi viejo —contestó.
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A pesar de que muchas personas decidieron (deciden) regalarles descanso a sus seres queridos en las tierras más benditas de la ciudad y alrededores, no se refería al alma de su padre. Su padre era (es) Gimnasia.
Existe una creencia oriental que dice que ante el vacío creado tras la salida de algo o alguien, enseguida el universo lo llena de alguna u otra manera energética. Algo así como un rompecabezas, ¿no? Donde siempre debe estar completo y tendiente al equilibrio. Claro que forma parte de otro tipo de ideal, por eso decidimos no tomarlo literalmente y a rajatabla, pero si citarlo.
Bueno, a esa tripera le había faltado el padre. ¿Qué tiene, no? Bueno, eso lo decimos con el diario del lunes y todas las transformaciones sociales arduamente caminadas. Pero ella sola sabe cómo sufrió de pequeña, cuando el resto de sus amigos si habían crecido con “familias tipo”. Y ahí, ante ese mentiroso hueco creado por una falsa conciencia, apareció Gimnasia en su totalidad para llenarlo.
-Gimnasia me acompañó en mis momentos más tristes y felices, me alzó en brazos cuando lo necesité, me aferré al club cuando la vida me cacheteó y me dio esperanzas.
Todo eso sintió esta hija de los años noventa en Argentina. Aquella niña devenida mujer que creció ante la inestabilidad del amor, la oscilación de los proyectos, el vaivén político económico impactado de lleno en cada existencia, el vaivén de los sentimientos sobre un río caudaloso para nada estanco de (im) posibilidades de proyección y con la falta de algo que creía fundamental.
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¿Que cuenta esta historia? Que en 133 años el club formó lazos inquebrantables que sirvieron de sostén y motor a muchas vidas. Inclusive los mismos patricios fundadores que, necesitados de un espacio para la cultivación intelectual y física crearon este fabuloso área de conexión sideral.
Los obreros de los frigoríficos Swift y Armour aglutinados bajo la lucha reivindicativa laboral, levantaron la bandera gimnasista para su lucha y llenaron el vacío, saciaron la necesidad de lucha; los jugadores del recordado “Expreso del 33” que sufrieron el primer robo deportivo del club que se encaminaba para campeonar pero no tenía el poderío ni el dinero de los más grandes (así como hoy, sí), también llenaron el espacio de la impotencia abrazados al colectivo.
Más acá, las luchas por la identidad cuando quisieron desterrar al Lobo del Bosque. Los Centinelas, Néstor Basile, el Gordo Montesino. El mismo Negro José Luis y sus plantes a lo guapo ante las fuerzas de seguridad, brazo ejecutor de los señores de traje, que pretendían alimentar las injusticias contra los más vulnerables.
Actualmente, la Juventud Gimnasista, filiales y grupos de hinchas que caminan los barrios periféricos para tender una mano y acompañar el andar cada vez más aporreado de los de este lado de la mecha.
Y, sobre todo, a nivel individual (aunque ese nivel un tripero lo desconoce porque nunca está solo), uno encuentra su plenitud en Gimnasia. Pero no Gimnasia como Institución edilicia y deportiva, solamente. Sino Gimnasia como colectivo, familia e identidad. Es que uno se sienta en el Bosque, el Bosquecito, el Polideportivo o Estancia Chica y siente. Eso. Siente. Poco a poco completa su existencia de la manera que él mismo eligió. Hay quienes con Gimnasia encontraron más allá del amor y hoy no quieren regresar. Es válido. Cada día somos más los que nos encontramos en el camino Azul y Blanco y forjamos la identidad más inquebrantable de la que exista registro en el mundo.
Así una persona puede seguir los mandatos establecidos por alguien que no nos interesa dar relevancia en este punto, pero aun así tener un trozo de libertad de decisión. Miles de personas deciden ejercer hoy la libertad de llenar sus espacios, vacíos por diferentes motivos, con Gimnasia.
Gimnasia nos completa. Gimnasia nos abraza y nos encuentra. Somos muchos los que hoy festejamos su cumpleaños porque es nuestro. Hoy, 3 de junio, es el aniversario del encuentro con nosotros mismos. Gimnasia somos todos. Todos somos Gimnasia. Gimnasia es todo.
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