Los años que han pasado nos tienen que servir de aprendizaje de nuestros errores. Dirigencias ineficaces, oportunistas también, tal vez, se han topado en nuestro camino hasta el día de hoy. ¿Hacia dónde va Gimnasia? ¿Qué ha significado el concurso de acreedores y cuál será la situación del club hacia dentro de un tiempo? Claro que son respuestas difíciles de responder porque no se puede adivinar, pero indicios actuales pueden dar una respuesta a ello. El receso invernal puede ser clave en cuanto al plano futbolístico. 45 futbolistas integran el plantel, lo que influye perjudicialmente la economía del club: sumos gastos atacan las arcas, para un deporte en el que no tenemos la efectividad que deberíamos tener en el último tiempo.
Hay que separar las cosas. Momentos. Hoy se vive un momento particular. Mal o bien, Gustavo Alfaro había traído estabilidad. Podía no gustar el juego, pero la situación mientras él compartía vestuario con el resto de los integrantes del fútbol no era crítica como la actual. Gimnasia no levanta cabeza para el día de hoy: desde el Clásico (trayendo a rastras la eliminación por Copa Sudamericana) no hemos dejado de caer, salvando la victoria casi agónica lograda en Santa Fe a partir de dos goles producto de aprovechamientos individuales de Nicolás Ibáñez. Sin embargo, éste no deja de ser un período de transición y no podemos dejar de tomarlo así.
El equipo es como un paciente. El paciente no puede resistirse a ser curado: si el paciente se resiste, la enfermedad pervive y no sanan las heridas. No puede el paciente decirle al doctor, que en este caso sería el técnico, qué hacer. Los jugadores, si bien es valedero que tengan autonomía para emitir opiniones, son sólo meros ejecutores de un plan. La libertad de acción pretendida no puede darse sin autoridad. Y la autoridad se gana teniendo mínimas formas de competir con aquello con lo que uno discute. Jugadores discuten la manera de jugar de Alfaro, pero ellos no pueden ganarle a Defensores de Villa Ramallo. Quedamos eliminados de la Copa Argentina; Alfaro, con sus técnicas, logró que llegáramos a semifinales. No hay que explicar mucho más, sólo intentar entender la oposición que genera el ex entrenador.
Cada vez más las miradas se irán centrando en Soso. Plantel casi inmanejable es la imagen que se presenta actualmente del equipo de fútbol. Personalidades fuertes que creen que están más arriba de los que están naturalmente más arriba que ellos, sin ningún tipo de sustento futbolístico que los ampare porque fracasan bajo su pensamiento, bajo su manera de ver las cosas. Claro que todo esto corresponde a lo coyuntural. No voy a criticar al Oreja que consiguió el ascenso junto con Troglio, porque simplemente allí se consiguió un mecanismo efectivo que generó el éxito. No voy a atacar al Licht que ha demostrado ser dueño y señor del lateral izquierdo. Pero, muchachos, son jugadores ustedes. A partir de las órdenes recibidas desde el banco, ustedes juegan. Si piensan que pueden lograr algo bajo sus propios medios, al menos gánenle a Defensores de Villa Ramallo. Tengan autoridad para hablar porque de otra manera, es difícil sostener cualquier tipo de argumento.
Esperemos que todo cambie para bien en el próximo tiempo. ¿Cómo? Haciendo un análisis global extremadamente minucioso, comenzando por cambiar las estructuras de inferiores. Ésa es la máquina de generar fútbol a modo de materia prima que nos llevará a una transformación estructural. En cuanto al plantel superior, se necesita una jerarquización. El análisis, por otro lado, también debe ser global: para ver el rendimiento de un jugador y si debe seguir hay que ver lo que hizo en el largo plazo y no en el último tiempo. La racionalidad trae los resultados. La comisión, así como con todo el resto de los asuntos del club, tiene la oportunidad de ratificar su idoneidad para conseguir el buen funcionamiento de un sistema. A eso apostamos. Bien agarrados a los colores. Azul y blanco. Los que están tatuados en nuestro corazón. Besando el escudo. Abrazados a la bandera.
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