Empiezo este día pensando en la imagen de la hinchada tripera en Vélez, alentando a las Lobas desaforadamente de visitante, haciendo a Gimnasia más local que nunca. Se veía amor en esos hinchas, orgullo por sus representantes en el deporte. Seguridad en que el Lobo iba a ir al frente, más allá del resultado que se consiguiera, porque estas chicas realmente visten la casaca jugando de un modo que genera admiración. Respeto. Y como dije antes, orgullo. Porque son nuestras, y demuestran sus cualidades en cada desafío.
En el vóley hay escuela. Figuras entrañables y altamente significativas llevan adelante la disciplina desde hace muchísimo tiempo con gran éxito en sus prácticas. Es para sacarse el sombrero y sonreír, mientras todo esto pasa. Ni siquiera hace falta especificar los apellidos. Alicia y Paula son los grandes emblemas del vóley tripero. Las maestras de nuestras Lobas que, ya de por sí, tienen un nivel que las hace, hoy en día, unas de las dos mejores del país.
El juego en la cancha se retroalimenta con el aliento fuera de ella. Pensar para una jugadora que la gente que está desviviéndose por estos colores, gritando por esta camiseta te apoya 100% y te defiende en lo que hacés, es algo que se siente, se vive en carne propia. Basta con escuchar las declaraciones de ellas mismas cuando hablan del triperío. Es algo impresionante. Más que nunca su fuerza de aliento se hace presente en cada presentación. La localía de Gimnasia en 4 entre 51 y 53 es fuertísima. Cuando el glorioso Polideportivo mens sana es lugar de una cita más con este hermoso deporte, la gente asiste entusiasmada sabiendo que existe una notable y perceptible conexión entre quienes están participando del juego y quienes lo observan desde las gradas.
Que no se corte jamás esta alegría. Como hemos estado insistiendo en esta columna, que los crecimientos sean sostenidos a través de una línea dirigencial que ampare las prácticas. Los partidos (de cualquier deporte) pueden ganarse o perderse por diversas circunstancias, que muchas veces son accidentales. Pero el entrenamiento y el acondicionamiento a través de la preparación y la mejora progresiva en el tiempo no son accidentales, son las causas del éxito posterior.
Mientras tanto, no hay pedidos esta vez para la hinchada. Así como las mismas Lobas nos generan altísimos respeto y orgullo, también lo hacen los seguidores de este gran club. Nosotros mismos. Ustedes, que leen. Las palabras que surgen naturalmente son simples y quizás difíciles de encontrar en muchísimos ámbitos de la vida: GRACIAS. Gracias por estar. Por ser incondicionales. Por tirar siempre para adelante. Por hacer que a uno se le ponga la piel de gallina y hasta se le escape una lágrima viendo cómo alientan, cómo defienden nuestro escudo en cualquier cancha. Inspiramos unión y sentimiento pasional que muchos otros no entienden. Y quizás nunca puedan entender.
Hoy se dará finalmente un nuevo e importantísimo desafío y el Poli explotará, una vez más. El resultado es circunstancial. Pero con toda la fuerza y la fe hoy todos los triperos estaremos juntos por una misma causa. Hoy las Lobas son historia: quedan guardadas para siempre en nuestra memoria y en nuestro corazón. Por eso, merece la pena elevar la siguiente histórica y simbólica entonación: ¡¡¡Arriba Gimnasia!!! ¡¡¡Arriba nomás!!!
Foto vía: gimnasia.org.ar.
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