
La salida de los históricos marcó un punto de inflexión: Orfila renovó el equipo, le dio protagonismo a los jóvenes y busca que la velocidad y el compromiso sean el nuevo sello de Gimnasia.
El partido de Gimnasia frente a Godoy Cruz, este jueves en Mendoza, será el cuarto del ciclo de Alejandro Orfila. El entrenador del Lobo comenzó con el pie izquierdo con la derrota ante Instituto en el Bosque, el empate frente a San Lorenzo empezó a enderezar el rumbo, y recibió un fuerte envión anímico tras imponerse nuevamente en casa frente a Independiente por la tercera fecha. Más allá de haber sostenido la misma formación que utilizó en los amistosos de pretemporada, ante la falta de funcionamiento, el Chano se vio obligado a cambiar nombres y se encontró con un once colmado de futbolistas que no superan los 30 años. Solo Nelson Insfrán y Gastón Suso superan ese límite, con 30 y 34 años, respectivamente.
A poco más de una semana para el cierre del mercado de pases, el Lobo reacomodó sus piezas para afrontar el último semestre del 2025 con el objetivo de escapar de los últimos puestos de la tabla anual y soñar con clasificar a una copa internacional el próximo año. Si bien el inicio fue irregular, desde el cuerpo técnico se mantienen expectantes y confían en que el transcurso de las fechas sirva como etapa de adaptación. Un proceso de recambio que dejó al plantel sin dos de sus grandes referentes, ya que Leonardo Morales (34) y Pablo De Blasis (37) decidieron continuar sus carreras en otros destinos. Estas salidas también redujeron el promedio de edad del grupo y dejaron en soledad a Lucas Castro (36) como el jugador de mayor edad del plantel.
El dinamismo y la velocidad parecen ser el eje central del exentrenador de Belgrano en su paso por el Club. La incorporación de jugadores jóvenes y la frescura en ofensiva fueron claves en la victoria ante el Rojo y marcan el rumbo a seguir en lo que resta del campeonato. Hoy, el ataque tripero está compuesto por Manuel Panaro (22), Jeremías Merlo (19), Norberto Briasco (29) y Marcelo Torres (27). A esto se suma la dupla de mediocampistas centrales formada por Mateo Seoane (21) y Nicolás Garayalde (26).
Este recambio generacional no solo responde a una necesidad táctica, sino también a una apuesta institucional por darles rodaje a los más jóvenes, consolidar patrimonio del club y reducir el margen de error en contrataciones costosas. Orfila no solo piensa en el presente, sino en construir un equipo competitivo a mediano plazo, con futbolistas que puedan crecer dentro del proyecto. La respuesta del plantel en las últimas fechas ilusiona, pero el desafío será sostener el nivel en un torneo largo, con altibajos, donde la regularidad marca la diferencia. En ese camino, el respaldo dirigencial y el compromiso de los referentes que quedaron serán clave para guiar a un vestuario en plena transformación. Gimnasia empieza a escribir una nueva página con sangre joven, y el tiempo dirá si la apuesta dio sus frutos.
Dejar una contestacion