El Día del Hincha como el resurgimiento (constante) de nuestro sentir

PH: Javier Genoni

No se puede hablar del Día Internacional del Hincha de Gimnasia sin mencionar el por qué de la conmemoración y celebración. Porque hace casi treinta años comenzamos a transitar un camino de lucha y defensa de nuestro Bosque, de donde más de una vez quisieron desterrarnos, pero a fuerza de nuestras convicciones y fidelidad plena, logramos no sólo aferrarnos a él, encadenarnos a su magia e historia, sino que se consiguió la escrituración de nuestras tierras.

Una conquista sin precedentes que protagonizó nuestra pasión, inconcebible para aquel que no conoce de identidad colectiva, pero que sin dudas necesitamos reafirmar cada año. Pero no porque nosotros no estemos convencidos del sentimiento que nos atraviesa, o de nuestras pasiones desbordantes en medio de diferentes coyunturas, sino porque siempre hay quienes intentan empedrar el camino.

Por eso el Diez de Diciembre no es un día más para nosotros los triperos y las triperas, recordamos con profundo orgullo aquella lucha por nuestra Casa, pero también lo reivindicamos y resignificamos constantemente, para afianzar nuestro sentido de pertenencia, y para evitar ser tumbados por intereses externos a nuestro amor genuino.

Hoy el hincha de Gimnasia puede sentirse pleno por ser parte del fenómeno popular más grande de la historia, y por mantenerse firme por sus causas. Y por aferrarse a su querido y BENDITO Bosque. Su guarida, su contención, su escenario para el resurgimiento constante. El encontrarse con el otro, con el par, donde no hay diferencias.

Hace un tiempo, Chirola le dijo a Mundo Tripero “cuando entro al Bosque me olvido de todo”. Fueron las palabras justas de un tripero de ley para graficar lo que sucede en nuestro refugio: una retroalimentación de energías que nos dotan de vigor, fuerza y resistencia.

Por eso hoy es un día para celebrar, pero también para tomar aquella batalla ganada como bandera y punta de lanza para conquistas futuras. Abracémonos, digámonos cuánto nos necesitamos, tiremos besos al cielo para los que subieron a la tercera bandeja, y festejemos, no sin antes comprometernos con lo que vendrá.

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