El sábado pasado lloré

El sábado pasado lamenté haber ofrecido tanto amor. Sí, como si el sentimiento tuviera una perilla para regular.

Y lo lamenté porque como todo amor duele cuando se empieza a palpitar que del otro lado la intensidad va en picada. Lo cierto es que yo no me siento en condiciones de sumarle angustia a la angustia. Porque la guita no alcanza, porque hay que pagar la luz y el gas, porque hay comprar remedios, porque hay que comer. Porque el Riesgo País. Porque el FMI. Porque cada noche la almohada se convierte en una calculadora que busca alguna ayuda de ensueños para cerrar números.

Y yo no quería que lo que me hace más feliz en mi vida se convierta en un calvario en situación de crisis. Esto es así. Real.

Por eso lloré cuando pitó Tello en La Paternal. Y puteé. En serio. Me la agarré con todo el mundo. Futbolistas, cuerpo técnico, dirigentes, hasta con mi familia me la agarré por haberme inyectado esta pasión por el Lobo.

Con profundo dolor y los ojos húmedos por tener la certeza de estar presenciando una debacle sin precedentes en mi amado club, me pregunté: ¿A qué hora vamos el domingo con Racing?

Esto es así, y todos lo que estén leyendo saben a la perfección que de eso se trata. Un vaivén de emociones, broncas, enojos, tristezas y alegrías. Pero jamás claudicar. De eso se trata, sí. Lejos de chicanas futboleras digo: el que NO abandona, tiene premio.

Y así la semana de a poco fue tomando otro color. No se pregunten cómo. Fue de repente. Así, de un sopetón. Las palabras “descenso” y “quiebra” se esfumaron. El dolor fue extirpado de nuestro vientre y expulsado fuera.

Al amor de los triperos se sumaron cientos, miles, ¿qué digo? Millones de corazones pujando por lo mismo. Tanto que aquel amor que parecía no ser correspondido despertó y se derramó por todo el país. Porque hay suficiente para todos y todas. Fueron muchos años de felicidad guardada y de más angustias que alegrías, de más preocupación que disfrute. De bienestar esperando resurgir en el momento menos pensado. O no, quizá se estuvo preparando para cuando más lo necesitáramos. Yo creo que fue así. Déjenme creer.

Hasta los periodistas de traje y zapatillas vienen a La Plata. Aquellos que se cansaron de bastardear al Club ahora lo miran con cariño. Ni hablar de los que, aún lejos de las diagonales, simpatizaban con el azul y blanco. La locura, el descontrol y la alegría se desataron definitivamente. Ni un paso atrás en esta revolución popular.

Este sábado lloraré también.

Así como abracé a mi familia aquella tarde de invierno de 2009 en el Bosque, después del tercero de Niell, tropezándonos entre tablones y cayendo en manada pero entrelazados en una avalancha de éxtasis, así renové el abrazo diez años después. Porque pese a las distancias, la sensación es la misma: esperanza.

Agarré a mi viejita y exorbitada le dije: “¡Viene Maradona!” En un principio no me entendió muy bien. “¡En serio, vieja, Maradona viene al Lobo!”, grité con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta del tamaño de una pelota de fútbol.

Abrió los ojos bien grandes como para sumar sentidos a la escucha. “¿Qué?”

“¡MARADONA ES EL TÉCNICO DE GIMNASIA!”, grité con todas mis fuerzas. Y aun así, mi abuela no me creyó, pese a torcer la boquita –cómplice- hacia un costado.

Le tomé la mano, la miré fijamente y afirmé: “En serio, Diego está con nosotros”. Me creyó. Abrió la boca como para gritar un gol y de inmediato su mirada celeste sonrió, vidriosa. Levantó el puño izquierdo y lo movió de un lado a otro, rápido. Y lo bajó, cerrado, atesorando un pedacito de felicidad.

Créanme. Ese gesto está tatuado en mi corazón. Y si Maradona no sólo eligió a nuestro querido Lobo, sino que emocionó hasta las lágrimas a nuestros viejos, a nuestros seres queridos, y tendió lazos entre el pueblo tripero, ¿cómo, señores y señoras, no voy a estar eternamente agradecida?

1 Comment

  1. Igual que en la nota, los mismos sentimientos, la misma emoción. Estoy saliendo de Bahía Blanca, de visita familiar, para llegar a la presentación del Diego. Vamos Lobo! Que lindo ser de Gimnasia!!

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