El ex volante Mens Sana y actual entrenador de cuarta división visitó el piso de X5 Radio 91.3, donde mantuvo un entrevista por más de una hora, en la cual habló de todo. En esta segunda parte se refirió a su estadía en Grecia, la promoción del 2008 y hasta el partido que tocó enfrentar a Gimnasia, el día del descenso.
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Mariano Messera, nació el 23 de febrero en Posadas, Misiones. A los dos años de edad, su padre decidió ir a vivir a La Plata, donde conoció al club de sus amores. Con once años fue a probarse al Lobo, club con el cuál forjó una relación inseparable. Tras ser campeón en séptima y sexta división saltó a primera de la mano de Timoteo Griguol. En Gimnasia jugó 202 partidos y convirtió 39 goles (sumando las dos etapas). Actualmente se encuentra como entrenador de la cuarta división de Gimnasia y ayudante de la reserva.
- Debutás en uno de los mejores momentos de la historia de Gimnasia…
En el 97. Era una época muy linda, la gente nos acompañaba a todos lados, la rivalidad, el folcklore. Eso, lamentablemente, hoy no se vive. Fueron años muy lindos, siendo muy joven y teniendo la posibilidad de jugar con muchachos que un año atrás los miraba desde la tribuna.
- Me imagino que te quedaron grabados muchísimos recuerdos…
Sí, tengo los mejores recuerdos, lo disfruté muchísimo. La vuelta de Pedro antes de la lesión, el Beto Márcico, Pepe Albornoz, el Pampa Sosa, Guly, Sava, Enría, puedo estar dos horas nombrando jugadores. Muchos de ellos los miraba desde la tribuna y luego terminé compartiendo entrenamientos o que me pasen a buscar por la puerta mi casa.
- Chirola, un amigo…
Sí, amigo de la vida. Es el tipo que mejor me entendía adentro de una cancha, con sólo mirarnos sabíamos que íbamos a hacer. Es de aquellos jugadores que daba placer compartir un campo de juego. Si fuese por mí quiero verlo toda la vida adentro de la cancha. A Chirola lo único que le interesa es Gimnasia y que al club le vaya bien.
- Con Chirola volviste a compartir club en el 2008, un año complicado, ¿no?
Ese año vivíamos todos los partidos como una final. Éramos muchos jugadores hinchas, había un sentido de pertenecía gigante, y pese a que comenzamos en descenso directo todo el grupo puso el pecho, la peleamos hasta el final. Hicimos 55 puntos en la temporada y eso nos permitió jugar la promoción con Rafaela. Igualmente, lo que más destaco fue el gran grupo que formamos, al Topo Sanguinetti como entrenador y Leo Madelón después, se coronó de la forma más esperada y hasta más impensada.
- ¿Después de la derrota de visitante, creían que era posible la permanencia o sentían que se les estaba escapando de las manos?
Es imposible imaginar un partido que se repita de esa manera. Teníamos la ilusión de dar vuelta el traspié en Rafaela. Pensábamos que no era una locura darlo vuelta si dividíamos los 90 en tres partidos de 30 minutos, pero cuando terminó el primer tiempo habíamos pateado una sola vez al arco.
- Ni el más optimista pensaba que Gimnasia se quedaba…
Y no, nosotros también veíamos cada vez más difícil el panorama. Fue una locura ese día. En cualquier otro club la gente, faltando cinco minutos, hubiese roto el alambrado, saltado a la cancha y descendía, sin embargo la gente banco al grupo y entendió que le habíamos puesto el pecho a la temporada, por suerte llegaron los goles de Franco.
- ¿Fue ese el partido que más te costó preparar en la semana?
No, el más difícil de preparar fue la promoción con San Martín de San Juan contra Gimnasia. El Lobo si no iba a la promoción, descendía. En esos días quería que Gimnasia le gane a Huracán pero a la vez no porque sino lo tenía que enfrentar en la promoción y ese año me había ido a San Martín, pura y exclusivamente, con el objetivo de ascender. Lamentablemente, me tocó con Gimnasia.
- ¿Cuántas cosas se le cruzan un jugador de primea división al encarar de mitad de cancha al arco del club del cual sos hincha, sabiendo que si convertís se va al descenso?
Mil cosas, fueron cuatro o cinco segundos pero parecieron 45 minutos, no se terminaba nunca esa jugada. Fue difícil, se te cruzan un montón de imágenes, amigos, compañeros, cuando estaba en la tribuna, masajistas y utileros, amistades dentro del club, así que se la toque a un compañero y la tiró afuera.
- ¿Qué imagen te quedó grabada como profesional?
En Gimnasia, la promoción con Rafaela, mi debut y los clásicos.
- ¿Y cómo juvenil?
Las dos veces que fuimos campeones. De dar la vuelta en la cancha de River, con toda la familia que nos acompañaba y con amigos.
- ¿Te acordás el día que entraste al club? ¿Eran iguales esas pruebas a las de hoy?
Eran similares a cuando yo jugaba, yo fui a los 11 años. Hay una realidad: es muy difícil quedar en una prueba, son muchos los que van con la ilusión de quedar, pero siempre es un grupo reducido. Para quedar en cuarta tenés que jugar muy bien, ser bueno desde lo técnico y estar a la par desde lo físico.
- ¿Ahora que sos entrenador, te llamó algún DT para formar parte de su grupo de trabajo?
No, en realidad, cuando los mellizos recién llegaron a Lanús, me llamaron pero todavía estaba jugando al fútbol y llevaba un año del curso de técnico. Gustavo me comentó que necesitaban gente para dirigir la reserva y como estaba en actividad no se pudo dar. Hoy vivo otra realidad y estoy muy contento donde estoy. Jamás voy a esperar que a la primera no le vaya bien para tener una chance, tengo que ganar experiencia y la voy a lograr estando donde estoy ahora. El día de mañana Dios dirá si me toca la oportunidad de dirigir en primera o no, pero vivo el presente y disfruto mucho de estar en la cuarta.
- La última, ¿qué esperas para el futuro tuyo y de Gimnasia?
Espero que Gimnasia tenga un buen año en general, que la primera división se pueda nutrir de chicos de las inferiores. Entiendo que un club como Gimnasia no puede sostenerse económicamente si continuamente no va vendiendo jugadores del semillero, no hay otra forma de sostener la gran estructura que tiene este club, y para eso trabajamos en juveniles: tratando de formar a los chicos de inferiores.
Por Lucas Bolosin / @Lucas Bolosin
Edición: Gisele Ferreyra
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