El Lobo volvió a la victoria, derrotó 3-1 a Tigre en el Bosque y cortó la sangría de derrotas. El equipo de Pedro Troglio le sacó diferencia a un rival directo y desató la fiesta tripera.
El Lobo venció 3 a 1 al Matador, con tantos de Lorenzo Faravelli, Maximiliano Coronel y Alexi Gómez. De esta manera, cortó una mala racha de 6 derrotas, volvió a sumar y cambió la cara mostrada en Tucumán.
Es que es eso: Gimnasia tiene dos caras, una en Superliga y una Copa Argentina. Mientras en la primera competencia demostró ser un equipo apático y sin muchas ideas, en la segunda fue un equipo guerrero, que corría todas las pelotas, y dejaba todo en la cancha. Hoy se vieron las dos, en la primera etapa fue Dr. Jekyll y en el complemento Mr. Hyde.
De arranque Pedro sorprendió, no jugaban ni Bolívar ni Alexi Gómez, Coronel y el Monito se metían en el equipo titular, y con un esquema bastante particular el Lobo recibía a un rival directo con la obligación de obtener un buen resultado. Alexis Martín Arias; Manuel Guanini, Maximiliano Coronel, Germán Guiffrey; Víctor Ayala, Lorenzo Faravelli, Franco Mussis, Gonzalo Piovi; Maximiliano Comba, Santiago Silva y Matías Gómez fueron de arranque.
El partido arrancó raro y cuesta arriba para el Lobo. Le resultó dificultoso asociarse, generar situaciones de ¾ para adelante y, por momentos, parecía que la visita se lo llevaba puesto. Alexis Martín Arias tuvo una gran tapada y las malas definiciones del equipo de Victoria dejaron con vida al Lobo. Gimnasia consiguió de a poco inquietar a Guruceaga, con más ganas que fútbol, pero la fortuna no estaba del lado Tripa.
El complemento arrancó diferente -totalmente diferente-. De arranque saltó a la cancha el debutante Brian Mansilla en lugar de Germán Guiffrey. Se volvió a las fuentes, 4-4-2 y a otra cosa. El Lobo mostró una cara diferente, una más parecida a la de aquel equipo que llegó a al final de la Copa Argentina. A los 8 minutos Faravelli desde el círculo central buscó al Monito que picaba sólo mano a mano. El chaqueño no pudo pararla bocha que le pasa por debajo de la suela, Guruceaga se comió el amague y la pelota entró al arco pidiendo permiso, casi sin ganas, y así el Lobo se puso en ventaja.
A partir de allí generó infinidad de situaciones y el problema volvió a ser la concreción. El partido estaba quebrado, Gimnasia jugaba mejor, generaba más, pero tenía que tener cuidado porque Tigre de contra y con hombre muy rápidos generaba mucho peligro. Para colmo Baliño tenía una de esas noches en las que sólo veía faltas de Gimnasia. A los 26 tras una mano no cobrado en mitad de cancha, el Matador igualó las acciones, un cabezazo en el área que pegó en el palo y le quedó al mismo jugador.
El Lobo lo buscó y lo tuvo, desequilibró en varias ocasiones pero el faltaba la puntada final, esa que consiguió en base a la pelota parada. Desde que Víctor Ayala volvió al equipo titular rindió, pero además le aportó al equipo jerarquía en tiros libres y córner. Justamente desde esa vía llegó el tanto Tripero: córner al medio del área y Maxi Coronel de cabeza puso el 2-1 a los 39.
Faltando poco para el final al Lobo le quedaba aguantar un muy buen resultado, uno de esos que nadie se imaginaba cuando finalizó la primera etapa, pero habría más. Otro córner, otra pelota parada, ahora no tan bien ejecutada, despejada por la defensa visitante, pero caló en los pies de Alexí Gómez. El peruano que ingresó por Faravelli para intentar conseguir desequilibrio, la bajó, se tomó todo su tiempo y desde la puerta del área sacó un sablazo que se coló en el ángulo de Guruceaga. A partir de ahí todo fue alegría en un Bosque que volvió a ver un Lobo vencedor.
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