El Lobo cerró el año con un empate ante Huracán en el Bosque. Fue 2 a 2 con goles del Tanque Silva y Maxi Comba. El Triperío acompañó al equipo y cuerpo técnico que 68 horas atrás había jugado una final a 1200 kilómetros. Aplausos. Cabeza en alto. Puños arriba y a descansar para retomar los primeros días de enero con la pretemporada.
Gimnasia llegó de Mendoza e inmediatamente se puso a preparar el encuentro con Huracán, con poco tiempo de recuperación, pero con la prohibición de la organización de la Superliga de mover, al menos unas horas, el partido. Y el Lobo sacó pecho, eh.
Con las complicaciones lógicas producto del cansancio y desgaste físico y emocional post final de Copa Argentina. No solo por la magnitud de lo disputado, sino por el viaje. Pero ahí estaba Gimnasia, en el Bosque, 68 horas después. Bajo la lluvia, los mismos intérpretes salvo una modificación.
Alexis Martín Arias; Ezequiel Bonifacio, Manuel Guanini, Germán Guiffrey, Matías Melluso; Víctor Ayala, Fabián Rinaudo, Lorenzo Faravelli; Maximiliano Comba, Santiago Siva, Horacio Tijanovich, salieron a la cancha y fueron recibidos con un gran aplauso en señal de agradecimiento.
Agradecidos los triperos. Siempre. Agradecidos con los jugadores por jugar la final como merece. Agradecidos con Pedro Troglio, por llevarnos a ese lugar.
En el banco: Sebastián Moyano, Facundo Oreja, Lucas Licht, Kevin Gutiérrez, Juan Cataldi, Jan Hurtado y Matías Gómez.
El Lobo mostró una imagen similar a la desplegada en el Malvinas Argentinas, pese a todos los contratiempos. Le jugó de igual a igual a un equipo que se preparó con tiempo para llegar a esta fecha, y supo remontar el marcador dos veces. Había que hacerlo porque las cuatro derrotas consecutivas pesaban mucho, y porque en casa, a ningún rival debe resultarle fácil ganar.
El Lobo de Pedro no se rindió, no bajó los brazos y eso es lo que el Tripero quiere ver. Porque necesita identificarse con el equipo y está sucediendo. Juntos seguimos adelante y así terminamos el año.
Dejar una contestacion