Los triperos, párrafo aparte

Gimnasia pasó a la final de Copa Argentina pero, sin dudas, la victoria no es meramente futbolístico. Los triperos ocupan un rol fundamental en los logros del Club. Lo sabemos, lo sentimos y disfrutamos. Ayer no fue la excepción.

Pese a que la televisión lo haya ignorado (algo que, por supuesto, nos tiene acostumbrados), el Lobo recibió al equipo de Pedro Troglio en el Estadio José María Minella con una explosión de color y aliento apasionante. Claro, los conjuntos salieron juntos a la cancha, por lo que, la cámara automáticamente prefirió registrar el recibimiento millonario.

No importa. No nos importa. Realmente, ya no. Lo que sí nos importa es tratar, en la medida que la economía lo posibilite, estar donde sea. Siempre. Y así fue. No importaron las tres derrotas consecutivas en la Superliga, no importaron los promedios, no preocuparon las malditas ataduras y ajustes económicos.

Los triperos hicieron los imposible por agotar y copar. Por estar en esta instancia tan importante, frente a un rival sumamente difícil. En estas ocasiones, todos tenemos la seguridad que un empujón desde la tribuna puede ayudar. ¿Cómo no estar?

Desde la mañana empezaron a llegar a las playas de la ciudad balnearia, y de a poco empezaron a juntarse en la explanada del Hotel Provincial. Ahí, donde siempre, bah. En las primeras horas de la tarde ya eran cientos los que se colaban entre sombrillas y reposeras para cantar, saltar y gritar por nuestro Lobo.

A las 19 horas se abrieron las puertas del estadio y ahí estaban. Intactos, como si nada hubiera pasado en estos últimos 24 años. Celebrando, festejando por ser, pertenecer y seguir sintiendo.

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