Gimnasia empató 2-2 con Boca con goles de Nicolás Colazo y Brahian Alemán. Después de tantas idas y vueltas, se jugó el encuentro en el Bosque el día y la hora que el equipo de la ribera decidió, y el Lobo le hizo frente al líder del campeonato. Le jugó de igual a igual, con dientes apretados y reafirmó su cambio de imagen.
Terminó la novela. Pasaron muchos días de maneoseo a nuestra Institución por parte de Aprevide, Superliga y el mismo Boca Juniors. El anhelo de campeonar hizo que los de la ribera se llevaran todo por delante: las normas, los valores, el respeto y la integridad del Lobo. No es novedad, desde el comienzo de este torneo nefasto y antipopular asistimos a la gala del anfitrión.
Gimnasia, de entrada parecía tener todo en contra: el cambio de técnico, la necesidad imperiosa de sumar para la temporada que viene, las dudas acerca de su identidad de juego y los resquemores puertas adentro. Pero luego de la suspensión infame del partido original con Boca, aquel domingo lluvioso en 60 y 118, tocó jugar con Independiente y el Lobo recuperó carácter. Así que, a todo lo impuesto, pudo hacerle frente.
El equipo del Indio salió a comerse a quien se sentó en la cima de la competencia hace más de 500 fechas, a quien no guarda ningún atisbo de vergüenza ante el armado de su consagración desde el día cero, a quien se encuentra bajo el ala –si no es al revés- de AFA y APREVIDE. Al Lobo esto le importó poco. Recibió a un equipo que se vio sorprendido de arranque con la puesta tripera.
El Lobo, que paró Alexis MARTÍN ARIAS; Ezequiel BONIFACIO, Manuel GUANINI, Maximiliano CORONEL, Matías MELLUSO; Fabián RINAUDO, Nicolás COLAZO; Nicolás DIBBLE, Lorenzo FARAVELLI, Matías GÓMEZ; Nicolás CONTÍN, fue mucho más intenso que el equipo del Mellizo, presionó a pura garra y corazón y con los pibes como lanza. Pero a los 12 de la primera parte, ellos abren en marcador en los pies de Pablo Pérez. Aun así, el Lobo no aflojó y siguió metiendo. A los 21 Nicolás Colazo empuja la pelota que le había alcanzado Matías Melluso y delirio tripero. Gol y 1 a 1. Se iba el primer tiempo y Boca no era más que Gimnasia.
Para el complemento el Indio decidió que arrancaran los mismos once. Lo cierto es que el Lobo había hecho terrible primer tiempo, por lo que el desgaste se hizo notar en el segundo. Luego de un error descomunal de Coronel en el fondo, Ramón Ábila convierte el 2-1. Desazón.
El Indio decidió el ingreso de Brahian Alemán por Lorenzo Faravelli (la cancha estaba especial para la pegada del uruguayo que no tardaría en llegar), y de Lucas Licht por Nicolás Dibble. A fuerza de empuje, el Lobo llegó al empate a los 35 minutos. Remate de Alemán, desvío en Magallán y a la red. A los minutos, Facundo Oreja entra por la figura: el Monito Gómez. Pero el Lobo no pudo concretar el tercero y ahogarle la fiesta a Boca.
De todos modos, el pueblo tripero bajó aplausos para el equipo que tuvo una buena jornada, que catapultó la mala imagen que había dejado luego del encuentro con Talleres en Córdoba. EL Lobo mostró actitud y tripa en su propia casa. Y más allá de la acumulación de puntos, Gimnasia tenía que demostrar que no se juega con la Institución. Que si el poder puede más, perfecto, pero que no será fácil. Al menos, en el Bosque no. Y el Lobo así lo demostró.
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